"Mandar a hacer puñetas" es una expresión que se utiliza cuando quieres deshacerte de alguien que te es molesto y deseas que se marche, dejándote en paz.
Las puñetas son los bordados y puntillas colocadas en las bocamangas de las togas que se utiliza en la judicatura (juez, fiscal y abogado). Su nombre procede del hecho de caer la manga sobre el puño.
La confección de cada puñeta requería un largo y entretenido trabajo, por lo que mandar a alguien a hacer puñetas era sinónimo de quitárselo de encima durante un largo tiempo.
Algunas fuentes indican que el lugar donde se confeccionaban las puñetas era en los conventos apartados, por lo que se le estaba mandando a un sitio alejado y durante mucho tiempo. Otras fuentes apuntan a que hubo un tiempo en el que este laborioso trabajo lo realizaban las presas, motivo por el que al mandar a hacer puñetas a alguien se le deseaba que fuera a la cárcel por un largo tiempo.