La respuesta es sí, y no solo porque sea un factor desestabilizador a nivel ecológico, sino porque también tiene su incidencia en la economía. La situación es mucho más grave que quedarse sin miel: la mayoría de los alimentos que consumimos, o muchas plantas que ofrecen servicios esenciales en los ecosistemas, no serían posibles sin la polinización de estos insectos. Insecticidas, productos químicos nocivos, hongos, parásitos, contaminación del aire o cambio climático son algunos de los factores que están acelerando este proceso.... |