La frigidez de mujeres, las bicicletas y los manillares de la misma pueden guardar relación, según investigaciones de la Universidad de Yale. Con el peso del cuerpo apoyado en el trasero sobre el sillín de la bici, se ejerce una presión sobre una zona que se conoce como perineo, entre el ano y la vagina y produce una cierta pérdida de sensibilidad en los genitales. Cuanto más bajo es el manillar de la bicicleta, más se inclina el cuerpo hacia delante y más se presiona el perineo, siendo peor para la sensibilidad.
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