"No, no tu no sabes abrir los capullos y convertirlos en flores.
Los sacudes, los golpeas... pero no está en ti el hacerlos florecer. Tu mano los mancha; les rasga sus hojas; los deshace en el polvo..., pero no les saca color alguno, no ni ningún aroma. ¡Ay, tú no sabes abrir el capullo y convertirlo en flor! El que puede abrir los capullos, ¡lo hace tan sencillamente! Los mira nada más, y la savia de la vida corre por las venas de las hojas. Los toca con su aliento, y la flor abre sus alas y revolotea en el aire; y le salen, sonrojados, sus colores, como ansias del corazón; y su perfume traiciona su dulce secreto. ¡Ay, el que sabe abrir los capullos, lo hace tan sencillamente.
Rabindranaht Tagore
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