Si aún no has oído hablar de ellos, ya toca. Son tres libros (Cincuenta sombras de Grey, Cincuenta sombras más oscuras y Cincuenta sombras liberadas) que han revolucionado las alcobas de millones de mujeres anglosajonas y que ahora se publican en español.
He hecho los deberes. Me he leído la trilogía. Y como sé que va a ocurrir lo mismo que ha pasado en el mercado anglosajón, es decir, va a ser un bombazo (¿acaso las latinas somos menos ardientes? No way!), he decidido abrir este post para compartir puntos de vista.
Y abro fuego. No pienso entrar en la calidad literaria del texto… que no la tiene. Pero, qué narices, ¡me la repanpinfla! Aclarado esto, diré que es una novela rosa perfecta. Cumple con todos los requisitos necesarios para serlo. El protagonista masculino, Christian Grey, es oscuro (50 sombras, ya lo dice el título), con un pasado de esos que toda mujer desea sanar, indecentemente atractivo (sobre todo cuando lleva determinados vaqueros), seguro de si mismo(bueno, eso parece en principio), inteligente y cultivado por mérito propio (no acabo su carrera en… si no recuerdo mal, Harvard), tremendamente rico a sus 27 años, un caballero educado, atento y extremadamente protector, celoso hasta torturarse, sexualmente de matrícula de honor… aunque con una vena BDSM* que asusta a quien no conozca ese mundo. De hecho, esto último es lo que más se está explotando en la promo del libro, como muestra este vídeo, y aunque no comparto esa morbosidad, lo achaco a que es un terreno poco conocido para la mayoría, pero que atrae a más personas de las que lo reconocen**.
Frente a él, la prota femenina, Anastasia Steele, mi pobrecita niña. Licenciada en literatura, a sus 21 años es inteligente, alegre y avispada, eso sí, pero… ni se considera sexy (para nada), ni atractiva (y menos al lado de Grey), ni tiene mundo, ni modos, ni posición, y para colmo es virgen, peor aún, es sexualmente inexperta, a lo sumo unos besos y ni siquiera se ha rozado a si misma. Resumiendo: una del montón… o eso cree ella, porque a ojos de él… a ojos de él (aquí hay que suspirar), ella lo es todo. Es más, Ana es la única (lo único) capaz de hacerlo cambiar… y de hacer que, por fin, él sea feliz. Uau.
No puedo evitar acordarme de la escena final de “Pretty Woman” cuando Edward le pregunta a Vivian “¿qué paso después de que el príncipe subiese a la torre y rescatara a la chica?” y ella le sonríe y segura de si misma sentencia: “Que ella lo rescato a él”. Pues eso es Anastasia para Christian y aunque lo sabemos desde el principio las vamos a pasar de todos los colores (incluidos unos cuantos impedimentos -imprescindibles en las tramas románticas- del tipo “te deseo pero no debo” y “te quiero pero no puedo”, intentos de asesinato y hasta un secuestro con tiroteo) para que todo pueda culminar en el triunfo del amor y el final feliz. Lo dicho: una novela rosa como la copa de un pino (por si quieres saber más sobre su trama, aquí tienes las sinopsis). De hecho, hubo veces que quise dejarla porque va contra mis principios que me vendan estas mandangas, pero… uff… el sexo… el sexo me tenía enganchada… como a las millones de mujeres que adoran la trilogía.
Sexo apasionado. Caliente, violento, amoroso… ¡Perfecto!
SEXO sin fin y como debería ser… casi siempre: sexo de derretirse.
O sea que mejor atino mi descripción: una novela rosa de un erotismo que hace estremecer. Y ese es su fuerte. Su erotismo.
En fin, me sobra lo facilona que puede llegar a ser (todo es de cuento de hadas, hasta lo malo acaba siéndolo), pero me encanta su erótica llena de posibilidades y sobre todo que ha conseguido que las lectoras hablen de ello y muchas vivan su sexo con muchísima más pasión. Puede que la prota sea una auténtica novata en la cama, pero su valor, su atrevimiento, sus ganas de jugar, de disfrutar y de arriesgarse (a pesar de que Grey es dominante y sádico, o eso cree) traspasan el papel y eso ha provocado reacciones en muchas lectoras. Llevo meses siguiendo el fenómeno en Internet y son miles las mujeres que dicen que su sexo ha mejorado, que les ha dado valor, un nuevo sentido… Impresionante. Hasta tal punto que hace unos días le dije a un terapeuta sexual “ya puedes ir recetando esta novela a mujeres inapetentes, si eso no las hace reaccionar… ¡tira la toalla!” Y aunque bromeaba… no sé si bromeaba tanto.
Me explico. Si eres mujer y a) eres tímida y siempre te quedas con las ganas de decir quiero esto, b) fantaseas con tomar las riendas o someterte, y/o c) ya olvidaste o nunca supiste lo que es la pasión…. ¡aprende de Anastasia! Pero, cuidado, ¡y esto es primordial, haz el favor de recordar que Pretty Woman era una peli y esto es un libro (que se va a convertir pronto en peli), es decir, entiende que ese hombre perfecto no existe y esa historia rosa no es real, pero a tu lado hay/habrá un tipo con tantas posibilidades (¡si ambos salís de vuestra zona de confort!) como el señor Grey y que tú puedes volar tan alto como Ana. He dicho.
La guinda. Este tipo de literatura ya ha sido bautizada como mummy porn (porno para mamás) y en los próximos meses aparecerán muchos nuevos títulos, como la versión erótica de Jane Eyre. Atenta a: “No te escondo nada” de Sylvia Day, “Eighty Days Yellow” de Vina Jackson y la citada “Jane Eyre Laid Bare”, de Eve Sinclair.
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