Donde quiera en las noches se abrirá una ventana o una puerta cualquiera de una calle lejana, no importa dónde ni cuándo, puede ser donde quiera: ni menos en otoño, ni más en primavera.
Y hoy igual que mañana, mañana igual que ayer, un hombre enloquecido, besará una mujer.
Tal vez nadie lo sepa; como tal vez un día todos irán sabiendo lo que nadie sabía.
Y para los amantes, su amor desesperado, podrá ser un delito, pero nunca un pecado.
Por eso el amor pasa por las calles desiertas, y es como un viento loco que quiere abrir las puertas
Bien saben los amantes que hay caricias que son; no una simple caricia, sino una posesión. Y que un beso, uno sólo, puede más que el olvido, si se juntan dos bocas en un beso prohibido. |