Había un señor tan tacaño que veía la misa por televisión, y cuando venían las limosnas cambiaba el canal. Era un papá tacaño, cada cinco de enero tiraba tres tiros hacia arriba. Cuando los hijos le preguntaban. Papá, ¿Y qué fue eso? Le respondía: Los tres reyes magos que se suicidaron. Había una vez un tipo tan tacaño, pero tan tacaño, que un día iba con su novia paseando y pasa por frente de un restaurante, y su novia dice: ¡Mummmmm que rico olor! Y el novio le dice: ¿Quieres pasar de nuevo? Un padre le dice a su hijo: Hijo, anda, pídele azúcar a la vecina. Entonces, el niño va, y vuelve y le dice a su papá: Papá, la vecina no quiere prestarnos azúcar. Entonces, el papá le dice: ¡Que tacaña, esa vieja! No importa hijito, saca la nuestra mejor. Le pregunta el papá a su hijo: Oigame hijo, ¿Por qué viene tan sudado? Para ahorrarme unos pesos, me vine corriendo detrás del autobús. Hombre hijo, no sea bruto, vengase corriendo detrás de un taxi, y así se ahorra más. Era un hombre tan tacaño, tan tacaño, tan tacaño que ladraba por las noches para no comprarse un perro. Un hombre fue a una barbería y le preguntó al dueño: ¿Cuánto cuesta la rasurada? El barbero contesta: Cuesta dos pesos y el corte de pelo cinco pesos. Y el hombre responde: Entonces, rasúreme la cabeza.
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