Desde mi interior anduve buscando una nube falsa de esperanza que me pudiera sacar de este charco de discordia llamado mundo, busqué el motivo por el cual mi corazón era un revoltijo de ideas y sentimientos que juntos corrompían mi alma y borraban su pureza, busqué el motivo por el cual no aparecías y el motivo por el cual lejos de mí me hacías más daño que cerca. El motivo de esta enfermedad, que aunque incurable, me recordaba el porqué valoraba tanto la vida; el correr de un niño, la pasión de un joven por vivir, la hermosura de una mujer, sus sueños e ideales y hasta las cosas más pequeñas e insignificantes como tú, yo y mi amor por ti. Pero todo esto me debilitaba cada vez más y me convertía en un monstruo, pero peor que cualquier monstruo, era yo un espécimen diferente y más rastrero que cualquiera, porque mi única debilidad no era ser tonto, bajo, ingenuo o ignorante. Mi debilidad más grande era única e incomprensible. No poder amar. Que bellos fueron aquellos momentos en que te soñé a tal punto de convertirte en una realidad, te materializaste y diste forma a todo este bello sentimiento que hoy se apega de mí, vive de mí y me vuelve un loco, loco que busca la cordura pero que prefiere vivir en este hermoso sueño. Tú. Enséñame a querer, enséñame a perder, a caer y levantarme, a volar y aterrizar ¡a vivir! No sé cómo expresártelo porque es tan grande este amor que es imposible negarlo, ayúdame en este duro camino, ten prendida tu luz de esperanza, hermosa musa y no caigas en la oscuridad… No te conviertas en otro más de los que pretendemos y no somos, de los que con los ojos más abiertos vemos menos, ayúdame, porque cualquier cosa no me hace más feliz que estar a tu lado, dame tu amor, quizá un poco, con eso bastará para que este humilde esclavo tuyo sea feliz. Recuérdame que es todo este maravilloso sentimiento que mi mente no puede concebir, que me retuerce y me hace estremecer, que grande es ahora el mundo y que más grande sería sí tú estuvieras aquí. Adoro ser todo lo que esperas, un universo sólo para ti, mi vida entera sé entrega a tus pies. Adoro mirarte, con la esperanza de tenerte algún día, paciente, firme, que ante la más dura tempestad o la más dura tortura no dejo de amarte, tu amor es mi mundo, tus ojos, la más bella melodía, amor de mis amores, tu nombre, tan único que no merece ser dicho por nadie es mi único recuerdo, mi salvavidas en el mar. Poseo el conocimiento necesario para decir, que aunque mi fascinante reina, de majos labios, mirada preciosa y escultural rostro, no quiera darme su querer, no decaeré y la esperaré cuanto sea necesario; días, meses, años, primaveras, inviernos, días y noches, segundo tras segundo, hasta la muerte, hasta que no exista ni una gota de mí-… Ni una molécula, ni la esencia que me mantiene vivo y activo, preparado a toda adversidad, esperando volver realidad el sueño, pensando en esta absurda creencia, anhelando aquel día tal vez lejano, tal vez cerca, donde me bajes de esta sombra y pueda volver a tiempos atrás donde todo lo que ansié se vuelva verdad. Amar. |