Las formaciones políticas, han de captar los mensajes que la población les demanda, sobre todo tras lo surgido en las jornadas previas a las elecciones pasadas del domingo 22 de mayo. En esas espontáneas concentraciones de jóvenes en numerosas plazas españolas, entre ellas la de la Puerta del Sol de Madrid. Donde, la única bandera que existía, es la exigencia a las clases políticas, de una democracia real y no este gazpacho tan poco transparente, que sólo favorece a los de siempre.
Por lo que urge, una separación total de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, así como una profunda reforma de bastantes leyes, entre ellas la Ley Electoral y, muy especialmente la constitución española, porque tras treinta años de vigencia, está trasnochada.
Afortunadamente, a raíz de esas reivindicaciones, ya no se deben dormir más en sus laureles los políticos y sus siglas, porque como ha quedado más que demostrado, cuando el pueblo se manifiesta pacíficamente el poder tiembla, como ha ocurrido en las urnas y en las concentraciones del movimiento juvenil del 15-M.
Más mentiras, estimado lector, no caben y este renacer que ha traspasado fronteras, ha venido maravillosamente bien para la democracia y para España. Por lo que los nuevos gobernantes municipales y autonómicos elegidos el domingo. Y los estatales que aún dormitan en el Gobierno socialista y en los demás estamentos entre ellos el Congreso y el Senado, han de ejercer de una vez por todas por y para el pueblo sin altanerías, ni chulerías políticas, porque el único que tiene en este país legitimidad para chulear, es el pueblo que quita y pone a sus representantes.
Debiendo ser cada uno de nuestros gobernantes, en todo momento y lugar, el eje fundamental transparente, para conexionar todos y cuantos problemas existen, así como los que se les presenten a la población en el transcurrir de los días. Y han de resolver siempre a favor del pueblo y no a favor de otros intereses miserables, como presuntamente ha ocurrido hasta ahora en determinados órganos políticos españoles.
La ciudadanía, el domingo pasado a pesar de las penurias existentes en todos los órdenes en España, dio nuevamente una verdadera lección de democracia, libertad y talante. En el ejercicio cívico depositando sus votos en las urnas en las elecciones municipales. Eligiendo a unos y botando de las poltronas a otros, por no haber realizado sus funciones acorde al cargo que ocupaban.
Causas, que han motivado que el Partido Socialista Español de José Luis Rodríguez Zapatero. Formación política que de socialista tiene poco y de obrero mucho menos. Sufra un varapalo a nivel nacional tremendo, perdiendo estrepitosamente las elecciones.
Y, aún, estimado lector cuando usted lea esta tribuna, seguirán los sociatas sin digerir la grave derrota sufrida, ya que las urnas es evidente que ponen a cada formación política en su sitio. Por lo que pienso que el PP no ha arrasado en estas elecciones municipales y autonómicas, sino el pueblo, que es quien posee en todo momento la soberanía emanando los poderes.
Siéndome totalmente indiferentes, las lágrimas que han derramado más de un cargo saliente, porque las que más me conmueven y preocupan son las lágrimas de aquellas madres y padres, que teniendo que alimentar a sus hijos, no tienen nada para darles de comer, al encontrarse en total estado de pobreza dentro de esa fatídica cifra de 5.000.000 de parados existentes en España.
José Luis Rodríguez Zapatero y sus equipos de Gobierno estatal español, es obvio que mucho antes de estas elecciones estaban totalmente desacreditados. Y lo mejor y más coherente que debe hacer él, para no seguir perjudicando tan seriamente los intereses generales de España, es dimitir y convocar urgentemente elecciones generales.
Pero, pienso que va a ser que no, porque su partido se tiene que reponer, ya que en las interiores del PSOE están de funeral, al existir toda una convulsión en las añejas castas sociatas tras esta grave derrota.
Así que don José Luis Rodríguez Zapatero, por mi mare no haga nada más, y no se le ocurra ponerse ahora a trabajar con esas reformas a desarrollar o a implantar contra las clases menos favorecidas. Porque en los últimos siete años debería haber llevado a cabo las medidas correctoras oportunas, desde arriba hacia abajo. Ya que las diferencias sociales en su mandato se han agrandado, siendo más ricos los que más tenían y muchísimos más pobres las clases trabajadoras.