“Lástima que ya es tarde”
¡Hola mi amor! ¿Cómo estás?... hace tanto tiempo que no sé nada de ti,
hace tanto tiempo que no charlamos, no puedes imaginar cuanto te extraño y la
falta que me haces.
La distancia y el tiempo que ha pasado no me
sirvieron para olvidarte, sino para marcar más profundo en mi corazón el dolor
de tu partida.
Por eso hoy siento esta inmensa necesidad de escribirte,
de contarte mis cosas, de compartir contigo aunque sea a la distancia mis
alegrías y mis tristezas.
Te escribo... y mientras lo hago lágrimas de
soledad caen de mis ojos no dejándome ver el viejo teclado.
¿Será que
hoy fue un día muy especial? pero sé que no hace falta que te lo recuerde... hoy
ella ya cumplió sus quince años, hubiera dado cualquier cosa para que viajaras
desde allí, pero sé que es imposible.
Estaba hermosa. ¿Sabes?... tiene
mucho de ti, es tan dulce, tan tierna y sobre todo en su mirada, cuando lo hace
me parece estar viéndote parada frente a mí, sonriéndome como siempre lo hacías,
lamento que todo eso ya sea pasado y me duele... ¡cómo me duele!...
Me
siento culpable de tu partida. Pero... pero mejor te sigo contando. Preparó la
fiesta con mucho entusiasmo, trató de demostrarme que la disfrutaba, pero yo
sabía que no era así porque por momentos sus ojos me daban a entender que le
hacías mucha falta, que te necesitaba a su lado... y yo... yo no podía hacer
nada, pero no te pongas mal, te lo cuento para que sepas que te extraña y te ama
como siempre y es feliz porque sabe que tú estás bien.
Con esta carta te
mando una foto para que también la tengas. Mi felicidad de hoy se iguala con
aquella de noviembre ¿te acuerdas? en el parque cuando te entregué el ramo de
violetas y nos dimos el primer beso, lástima... lástima que nunca más te regalé
un ramo de violetas.
Te pido perdón, hoy entiendo la importancia que
tenían para ti esas cosas tan pequeñas y a las que yo no les encontraba sentido,
hoy extraño ese beso por la mañana, ese café compartido después de la cena,
ese... ¡qué tengas un buen día amor! cuando me marchaba al trabajo.
Hoy... hoy me duele saber que te marchaste sin que hayas escuchado de mi
boca decirte mil veces lo mucho que te necesitaba, lo mucho que te amaba, hoy
entiendo la falta que te hacían mis caricias, mis palabras de aliento, mi
compañía, hoy entiendo la falta que te hacía mi presencia, hoy... hoy entiendo
lo sola que has vivido estando conmigo y lo egoísta que yo he sido.
Te
fuiste, pero te encargaste de que no me quedara solo, en nuestros hijos dejaste
todo tú ser, y ellos son los encargados de no dejarme morir de dolor, me dieron
lo que yo no supe darte, me enseñaron a demostrar lo que siento sin pensar en el
“que dirán”, a decir "te quiero", "te necesito", sin pensar que está sobre
entendido.
Te doy las gracias por lo que hiciste de ellos mientras yo...
yo no lo veía.
Pero hoy también te escribo para pedirte algo, ¡sí! ya sé
que pasó mucho tiempo, pero hoy... hoy necesito pedirte un favor, que cuides de
él, que lo tengas a tu lado, que lo sigas guiando, que le muestres tomado de tu
mano todos los lugares que tú ya conoces. Lo dejaré partir tranquilo porque sé
que va a estar contigo, me duele el alma dejarlo marchar, pero él hace mucho
tiempo que desea ir a tu lado y si él así lo quiere te lo entregaré.
El
te llevará esta carta y todo mi amor, mientras yo... yo sólo podré dejarles a
los dos unos simples "Ramos de Violetas".
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