Gracias amiga Marga, ¿por qué será que tienes esa virtud de que broten de mis ojos lágrimas de felicidad que borran lo funesto que siento ante la violencia que prevale acá en Monterrey?
Gracias, por despertar buenos sentimientos.
Y gracias por acordarte de las amistades. Nuevamente, gracias por acordarte de mi pueblo, mi país que quiero.