Buenos días en esta preciosa y fresquita mañana de julio,
donde las ramas de los árboles me saludan, y los pequeños pájaros revolotean
por un cielo azul intenso, así es el cielo de mi querida Castilla, mientras mis ojos
se acostumbran poco a poco de la luz de un nuevo día, eso sí... con un café, una delicia
para los sentidos.