EL HIJO DE LA ROMERA

Diecisiete añitos tiene el hijo de la Romera,
diecisiete añitos buenos, como un ramo de azucenas,
y diecisiete campanas que repicaran a fiesta.
Cuando se viste de nuevo con su blusilla de seda
y su pantalón de alpaca y su gorrilla torera
¡Ay con que ojillos le miran las chavalillas de Utrera ¡
Gracias que el mocito es serio, y cuando le miran piensa,
que él también tiene una hermana bonita como una estrella,
y los hombres que son hombres, lo son más, cuando respetan
a las mocitas honradas.

Una noche, en una venta, este chaval que era bueno,
como el pan y la canela, se perdió…Tal vez, pá siempre
¡Mal haya la suerte negra¡ pero se perdió en justicia,
que cien años que viviera, cien veces  cien veces se perdonara
al hijo de de la Romera.

Fue así: A la venta venían unos señores de Utrera,
la espuma… del señorío, y allí estaba la Romera,
orgullo de bailaora dándole brillo a la fiesta
con sus desplantes flamencos, que aunque la Romera es vieja
aún sabe ganar con garbo el pan de sus tres chaveas.

Pasó…!Mal haya el sino¡ que el vino tó lo enrrea…
que un señoríto…borracho…gracioso, de pura cepa
le dice a la bailaora….

_Tú que en baile eres reina baja, a besarme un zapato
pa que mis amigos vean que yo soy más Rey que tú,
por argo te pago…Romera_

Y viendo a la bailaora alejarse de la mesa
gesto de reina ofendida la retuvo con tal fuerza,
que le desgarró el vestido, y con odiosa bajeza,
gritándole enfurecido dijo…! Toma¡
_Pa que me obedezcas_

De un revés en la mejilla tiró a la gitana en tierra,
entonces, apareció el hijo, no hubo palabras ni quejas,
solo el brillo de una faca voló como una centella,
a buscar el corazón del señorito de Utrera,
y lo encontró, que el chaval hirió con tanta fiereza
que con claveles de sangre, sembró su blusa de seda.

Así se perdió el chaval aquella noche lunera,
como se pierden los hombres, porque el será…lo que sea,
pero su madre…una Santa y una Reina,
y mientras tenga un cuchillo el hijo de la Romera,
el que le pegue a su madre…no tiene sitio en la tierra.