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¡Dichosa la mañana en que aparezcan tus hermosos zapatos debajo de mi cama!
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¡Tú con esas curvas y yo sin frenos!
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Tú no tienes ninguna anomalía. Lo que tienes es una gran anovirtud.
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Eres un camión con atracción delantera.
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Dichosos los ojos que te ven y más feliz la mano que te toque.
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¡Goooorda! Tírate un pedo en el gallinero y nos disfrazarás a todos de indios.
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En esta noche tan fría yo te ofrezco mi estufa. No tiene pilas ni cables, pero igualmente se enchufa.
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¡Estás tan buena que te comería con ropa y todo aunque me pasara un mes cagando trapos!
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Si tus piernas son las vías, ¡cómo será la estación!
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¿Jugamos al adivino? Tú te sientas en mi cara y yo adivino cuánto pesas.
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