La paradoja
de las emociones
El mundo está lleno de energía
positiva y negativa. Las emociones son un
aspecto de
esto. Por eso se establece una dicotomía entre las emociones mal
llamadas
negativas y positivas. Las emociones son, simplemente. Lo que le da
el contenido
de positivas o negativas es lo que hacemos con ellas y los
resultados
que nos influyen.
El enojo, odio, temor son
llamadas negativas porque paralizan, enferman,
amargan.
El amor, esperanza, afecto, son llamadas positivas porque nos
curan, nos
protegen.
Ambas son parte de la energía
de la vida. Desde el principio del mundo han
existido
el bien y el mal.
Sin embargo, la armonía existe
en todos los niveles cuando los opuestos se
integran y
se equilibran el uno con el otro para complementarse.
Siete enfoques para aprender a
manejar el negativismo
1. Dejar de pensar en las
"emociones negativas". El pensamiento y las
emociones
negativas son formas de ser que se aprenden. Nuestra sociedad nos
enseña a
preocuparnos, a tener miedo y a ser negativos. Se requiere enormes
dosis de
positivismo para contrarrestar esas enseñanzas. Pero lo bueno es
que son
pensamientos y éstos dependen de nosotros y se pueden cambiar. Por
lo tanto,
como no se pueden tener dos pensamientos a la vez, cuando te
sorprendas
pensando algo negativo que te va a infundir temor o preocupación,
di
"Alto" y cambia ese pensamiento por otro positivo.
2. Evita siempre los juicios.
Lo mismo que con los pensamientos, evita
juzgar a
los demás o condenarlos. Con frecuencia es mejor no decir nada y
tratar de
reforzar lo positivo que vemos en los demás. Si te esfuerzas en
ver en ti
y en los demás lo bueno, pronto serás más feliz y más saludable.
3. Enciende la luz. Tratar con
emociones negativas puede asemejarse a estar
en un
cuarto a oscuras. Puedes elegir estar siempre en la penumbra, pero si
te cansas
puedes encender la luz. Se logra esto sacando del interior
cualquier
emoción positiva.
4. Atiende a lo que haya de
bueno y positivo. Siempre se pone énfasis en lo
que está
mal en lugar de atender lo que está bien. Siempre hay una parte
tuya que
quiere estar bien. Si alguna parte de tu mente o tu cuerpo está
mal, dale
un descanso, es decir atiende por un tiempo otras áreas con perdón
y
afirmaciones, de manera que las partes sanas refuercen las más débiles.
5. Admira a alguien. Siempre
conviene tener a alguien a quien admirar.
Observa
qué actitudes llevaron a esa persona a una vida positiva y
admirable.
6. Elige tus emociones. Tú
debes tener el control de tu vida y tus
emociones.
Aprende que estímulos te provocan qué reacciones y así podrás
elegir las
emociones que manifiestes. Lo creas o no tienes el poder de
utilizar
tus emociones a tu favor.
Aumenta tus alternativas.
Cuando te creas víctima de tus emociones
negativas,
haz una lista de las otras formas en que podrías responder, aún
cuando te
parezcan imposibles para tu forma de ser: por ejemplo enfrentar la
situación
a pesar del miedo. De esta forma abrirás un abanico de
posibilidades
que no te atreverías ni a soñar. Elige, elige, elige. Tienes
el poder
de elegir cómo te quieres sentir. No dejes perder este derecho.
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