Hoy,
dedícate a tener un día tranquilo.
Para por un
momento para
ver el sol nacer o ponerse. No te olvides
de mirar las
flores del jardín y admirar las mariposas,
abejas y
otros animalitos en tu camino. Principalmente,
no pierdas
las expresiones de los seres humanos con
quienes hoy
te encuentres. Y aunque traten de sacudirte, mantén el silencio interior.
Cuando te rías, mantén la serenidad en tus ojos y cuando empatices con alguien
y te pongas serio, mantén el brillo de la alegría de vivir en ellos. Pero,
nunca, nunca pierdas la tranquilidad de vivir.
Abandonar puede
tener justificación; abandonarse, no la tiene jamás.
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