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De: Salvaggio-I (Mensaje original) |
Enviado: 02/09/2009 03:46 |
Muchas historias y leyendas han circulado a través de los tiempos, con las aventuras de muchos piratas, filibusteros y bucaneros, incluso mujeres, que han poblado la imaginación de aventuras desarrolladas en diferentes partes del mundo, pero en especial en las aguas y costas del Mar Caribe.
El término “pirata” proviene del latín y significaba “el que emprende” o “el que intenta fortuna”. Sus acciones estaban al margen de cualquier ley, eran ladrones de mar. Su estandarte era una bandera negra conocida como Jolly Roger, la cual era reconocida porque tenía una calavera.
La bandera del pirata Jolly Roger, o Roger Alegre fue creada con el fin de aterrar a sus enemigos. Las calaveras y tibias fueron usadas como símbolo de muerte si la víctima no se entregaba. Estas banderas representaban los caprichos de sus capitanes, como los corazones rojos perforados de Edward Teach (Barbanegra), quien no tenía piedad ni misericordia con el enemigo.
Barbanegra
Primero era conocido como Drumond. Era un marino de Bristol, honrado, trabajador y con mucha fuerza. Fue un hombre muy religioso, solidario, respetuoso, quien no bebía ni blasfemaba.
Pero, en las Antillas, a fines del Siglo XVII y comienzos del XVIII, Drumond no tenía trabajo y le ofrecieron embarcarse en un viaje de corso contra España y Francia, con el capitán Hornygold, quien tenía mentas de pirata, y no sólo corsario.
Drumond -entonces- para mantener limpio su nombre, tomó otro: Edward Teach. Pronto aprendió el oficio, y cuando le dieron el mando de un barco francés que tomaron cuando iba rumbo a la Guinea, y deslumbrado por el poder, abandonó a su Capitán, armó la nave con cuarenta cañones y la bautizó con el nombre de Queen Ann's Revenge.
Los piratas sentían ansia de venganza contra todos, especialmente contra los españoles, que no querían ser saqueados y armaban sus barcos, perseguía a los piratas y los ahorcaban. Francia, España e Inglaterra firmaron la paz, pero los filibusteros continuaron viviendo de sus saqueos.
En esa época, en las cercanías de las Virginias y las Carolinas, Teach tomó el Great Allen, una nave de tres palos inglesa, la saqueó y la incendió junto con la mayor parte de su tripulación.
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De: Marcu |
Enviado: 02/09/2009 10:36 |
Gracias Salva, me encantan las historias de piratas, te seguire |
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Muy fascinante Salvaggio...que sigan los relatos de piratas... |
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Mujeres Piratas
La literatura y las leyendas cuentan las azarosas vidas de mujeres que se dedicaron a la piratería por diferentes causas.
Interesantes son estas lecturas sobre quienes vivieron de aventura en aventura hasta su muerte, no escasa de terrorífico final.
Ahora relataré una historia llena de vicisitudes y sorprendentes aventuras: me refiero a la de Mary Read y Anne Bonny, alias Bonn, que eran los verdaderos nombres de estas dos piratas; los notables avatares de sus azarosas vidas son tales que cualquiera podría sentirse tentado de creer que mis palabras no son sino una fantasía o una fábula; pero puesto que está basado en el testimonio de miles de testigos -hablo del pueblo de Jamaica-, que presenciaron los juicios y pudieron escuchar la historia de sus vidas tras descubrir su verdadero sexo, su certeza es tan indiscutible como el hecho de que hubo hombres en el mundo, como Roberts o Barbanegra, que fueron piratas.
VIDA DE MARY READ
Mary Read nació en Inglaterra; su madre se había casado joven, con un hombre de la mar, quien antes de emprender un viaje poco después de su matrimonio, la había dejado embarazada, y dio a luz a un niño. Del marido, si naufragó o murió durante el viaje, Mary Read no llegó a saber nada nunca; el caso es que no regresó. Por ello, tal vez, la madre, que era joven y alegre, sufrió un percance de los que frecuentemente suceden a las mujeres que son jóvenes, y no toman las oportunas precauciones, y fue que pronto volvió a quedar embarazada, sin un marido al que atribuir la paternidad, aunque nadie mejor que ella podía decir cómo o con quién había estado, pues tenía bastante buena reputación entre sus vecinos. Al ver que su embarazo avanzaba y a fin de ocultar su vergüenza, se despidió formalmente de los parientes de su marido porque, dijo, quería vivir con unos amigos en el campo: y se marchó, llevándose consigo al niño, que por entonces no había cumplido aún el año. Poco después de su marcha el niño murió, pero la Providencia, en compensación, tuvo a bien concederle una niña en su lugar, a la que dio a luz felizmente en su retiro, y ésta iba a ser nuestra Mary Read. Aquí vivió la madre tres o cuatro años, hasta que se le acabó el dinero; entonces pensó en volver a Londres, y considerando que la madre de su marido vivía acomodadamente, no dudó de que la convencería para que mirase por la criatura, si conseguía hacerla pasar por la que ella había conocido, aunque sustituir a un niño por una niña no resultaba empresa tan fácil, y engañar a una vieja con la suficiente experiencia resultara completamente imposible. Sin embargo, se arriesgó a vestirla de niño, la llevó a la ciudad y se la presentó a su suegra como el hijo de su desaparecido esposo. La anciana quiso tomarlo y criarlo, pero la madre argumentó que tal separación le destrozaría el corazón; así que acordaron que la criatura viviría con la madre, y la supuesta abuela le pasaría una corona a la semana para su manutención. De ese modo, la madre se salió con la suya, crió a su hija como a un niño, y cuando alcanzó algún conocimiento, consideró conveniente confiarle el secreto de su nacimiento, para inducida a ocultar su sexo. Pero esto sucedió después de que la abuela muriera y de que con ello cesara el medio de subsistencia que provenía de tal fuente, así que se vieron cada vez más reducidas en su estrechez y la mujer se vio obligada a desprenderse de su hija, para enviada con una dama francesa en calidad de sirviente cuando sólo contaba trece años de edad. No permaneció mucho allí, pues cada vez más atrevida y rebelde, y dotada a la vez de cierto espíritu aventurero, se enroló en un buque de guerra, donde sirvió algún tiempo. Luego lo abandonó, y marchó a Flandes para alistarse como cadete en un regimiento de infantería, y aunque en todas las acciones se comportaba con gran bravura, no obtuvo ninguna comisión, pues generalmente éstas se compraban y vendían; así que abandonó el servicio e ingresó en un regimiento de caballería. Continuará |
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Esta interesante la historia de la mujer pirata, sigue con ella Salva...Buen dia |
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