Me consta que existen congregaciones eclesiásticas que rezan por mí a diario; tengo influencias a través de amigas monjas; y aunque el Señor no siempre atiende las plegarias y han pasado unos días amargos en los que no era posible entrar al grupo, al final, las buenas acciones siempre triunfan y me ha sido posible entrar a este círculo de amigos y amigas (como le gusta decir a nuestro gobierno), cuando menos para poder saludaros. A partir de ahora me toca leer vuestros comentarios entretenidos e interesantes que me han quedado retrasados.
De manera que voy a ver si me pongo al día.
Besos y abrazos a todos (incluido Papaoso), querido grupo.