Tres caballeros (uno de ellos es bilbaíno) caminan por un bosque en plena Edad Media. Llegan hasta una torre y, de pronto, se abre -una ventana y sale una mujer "preciosa" gritando:
- Vicio, quiero viciooooooooooooooooooo!
Uno de los caballeros, al tiempo que se dispone a subir, exclama:
- Se va a enterar...
Al llegar arriba, la mujer le dice:
- Podrás hacerme el amor tantas veces como quieras, pero tienes que hacer una marca con esta tiza cada vez que lo hagas.
- Bueno, de acuerdo, no hay inconveniente ;-)
Pasan dos horas y el caballero sale agotado, pero (presumiendo) comenta a sus compañeros:
- Lo hemos hecho 20 veces, esa mujer no va a querer vicio por un tiempo!
No acaba de hacer esa afirmación cuando la mujer, de nuevo, sale otra vez gritando:
- Vicio, quiero viciooooooooooooooooooo!
Otro de los caballeros exclama:
- Pues... esta vez la agotada será ella, se va a hartar...
Al llegar arriba, la mujer le dice:
- Podrás hacerme el amor tantas veces como quieras (o puedas), pero tienes que hacer una marca con esta tiza cada vez que lo hagas.
- Sí, mujer, lo que tú digas ;-)
Pasan cinco horas y sale el caballero que, aunque casi no podía andar del cansancio, comenta a sus compañeros:
- Cincuenta veces, lo hemos hecho cincuenta veces, esa mujer no podrá levantarse antes de un mes!
Estaba terminando la frase cuando, la mujer, sale nuevamente a la ventana gritando:
- Vicio, quiero vicioooooooooooooooooooo!
- No puede ser, aún quiere más?... pues muy bien, que suba el bilbaíno...
Cuando el bilbaíno llega arriba, la mujer le dice:
- Podrás hacerme el amor tantas veces como quieras y puedas, pero tienes que hacer una marca con esta tiza cada vez que lo hagas.
- Muy bien, así lo haré ;-)
Pasan 2 horas, 4, 6, 8... y a las 10 horas sale el de Bilbao por la ventana gritando:
- Tiza, quiero tizaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!