Es muy difícil sentirse lo suficientemente limpio como para tirar la primera piedra. Así lo explica la Biblia. Me niego a contravenir sus mensajes. Es por ello que desde la máxima prudencia y por un sentido puramente espontáneo se me ha ocurrido describir las cosas que más me molestan, (algunas se me hacen totalmente insoportables). Sin embargo las soporto cristianamente y además de buen humor, toda vez que haciendo esfuerzo para que estos comportamientos no alteren mi talante por lo general alegre, desenfadado, condescendiente, permisivo, tolerante y paciente. Perdón por mi petulancia.
La mejor distracción de mi padre cuando me visitaba en la ciudad, era sentarse a observar a los viandantes en un banco de la plaza Rebolería, sita en el Coso bajo, cuando ésta todavía estaba limpia de inmigrantes sucios y maleducados en su mayoría, y también algún espécimen de la tierra y de restos de basura como se encuentra actualmente. Hoy en día no podría hacerlo ya. Tendría que buscarse otra distracción menos comprometida. Allí pasaba horas y cuando nos reuníamos a comer me comentaba lo bien que lo pasaba simplemente observando a la gente que se alejaba de los cánones de lo que nosotros considerábamos “normales”.
Al parecer resulta complicadísimo encontrar un patrón de convivencia cívica que sea común para todos los ciudadanos.
Ya lo dice mi amigo Santi que se ha separado seis veces. “La convivencia es muy difícil” De no tener una economía saneada, estaría en la más absoluta indigencia con lo que tiene que ir pagando a sus “ex”.
Paso a detallar las cosas que más me molestan:
Escupir por la calle. Salvo si se es chino, en cuyo país parece ser habitual. También si uno se halla en Edimburgo, en la plaza Royal Mile y quiere solidarizarse con la tradición de orígenes rebeldes políticos en plan protesta, tras haberse tomado unos wyskies en las Scottish Highlands.
Obstruir el paso en los hipermercados, en las entradas de acceso a escaleras mecánicas, en el autobús urbano, en las aceras, etc…A veces esto está justificado porque hay personas cuyo egoísmo o miopía intelectual les impide comprender que hay más gente además de ellos que también tienen necesidad de acceder a las escaleras, o bajarse en alguna de las paradas siguientes cuando no de caminar por la acera sin hacer zig-zag salvando obstáculos. Hay que ser comprensivos y tratar de reinsertarlos poco a poco en la sociedad. No todo el mundo tiene la formación ni la lucidez suficiente para tener en cuenta tan elementales cuestiones.
Hacer colas. De esto no comento nada, porque estoy convencido que existen personas que ven una cola y se suman a ella antes de saber para qué es. Lo digo con conocimiento de causa. En una ocasión, al pasar por delante del Corte Inglés y observar una enorme fila, le pregunté por simple curiosidad al que estaba el último y me respondió: “No sé exactamente, creo que es alguien de Gran Hermano que está firmando autógrafos. Por eso insisto……sin comentarios.
Vaciar ceniceros del coche en plena calle. Esto para mí no tiene perdón. Les aplicaría la pena capital y luego dormiría a pierna suelta.
Fumar?. Os aseguro que se puede ser fumador sin molestar. No es necesario ir a la universidad ni hacer ningún máster. Ni tan siquiera acudir a cursos subvencionados por el ayuntamiento para disfrutar de los placeres del tabaco sin perjudicar ni molestar a los demás. Simplemente teniendo un poquito de sentido común o reprimiendo, en algunas ocasiones, en beneficio del respeto a los demás, nuestros impulsos fumadores. También es cierto que si no hubiera tanto insatisfecho sexual, o tantos que no se soportan ni ellos mismos, cederían un poco y no formarían un consejo de guerra por cualquier cosa a este respecto. Aquí lo ideal es un consenso. Yo tengo que tener la suficiente inteligencia para no fumar en un ascensor de uso común si soy fumador. Si por el contrario, no lo soy, y me molesta el humo de algunos lugares, mejor acudo a otros que se aproximen más a mis hábitos. Así todos tan contentos.
Ir por las aceras en bicicleta. También se puede ir por la acera en bici sin molestar. Ya sé que dicho así puede resultar difícil de comprender, pero os aseguro que yo lo he hecho en alguna ocasión y me consta no haber molestado a nadie. Todo depende de las formas.
Impedir el cambio de carril a quien pone educadamente el intermitente. Es muy frecuente observar cochehabientes que cuando descubren que tú quieres hacer la maniobra de cambio de carril, aceleran para impedir que te incorpores. Más aún si tu coche es un mercedes.
Tocar el claxon impertinentemente. Algunos les encanta. No tienen valor para enfrentarse a la vida, pero cuando se suben al coche se crecen y esperan cualquier excusa para hacer sonar el claxon.
Elevar el volumen de la música, sobre todo la heavy metal. No se puede exigir nada de lo comentado anteriormente, a una persona que en pleno invierno va con las ventanillas abajo en camiseta de tirantes, lleno de tatuajes y con un estridente ruido, al que denomina música, a todo volumen. Generalmente se distinguen porque el equipo de sonido vale más que el coche y que sus primeros ahorros los han invertido en tan peculiar asunto. Sería un atenuante que al menos pusieran música de Nino Bravo. Yo personalmente lo vería con mejores ojos. Me encanta Nino Bravo, dicho sea de paso. O mejor aún……Jorge Negrete o José Alfredo.
Nada mejor que unas buenas rancheras.
Rayar en los ascensores de su propia casa. Bueno una persona que en la propia comunidad de vecinos donde vive se dedica a esto, es digna de compasión. Necesita del cariño y comprensión del resto del vecindario y es mejor ni decirle nada. Seguramente en su casa salpicará la taza del retrete al orinar, se rascará los pies mientras come y eructará al terminar. Además se cortará las uñas en el salón.
Saludar efusivamente un día y al día siguiente ignorarte por completo. Hay personas que son así. Desequilibradas.
Ir por la vida con el ceño fruncido y gesto de amargado. Esto no tiene remedio. Son cosas intrínsecas de cada cual y carecen de solución por mucho que nos empeñemos.
Forman parte de la personalidad individual, de los rasgos genéticos, etc…
Es posible que el que no se encuentre bajo los parámetros de la normalidad sea yo. En tal caso, ruego toméis todo lo anterior como manías mías. Después de todo yo también tengo derecho a tener mis rarezas.