Jajaja, muy buenos, Inca.
Me ha venido a la memoria el médico de mi pueblo. Siempre he dudado de la sabiduría de los facultativos, aunque hay excepciones, no era el caso de don Nicomedes, el galeno que tuvimos en mi pueblo años ha. Se llevó la vida de un muchacho en un plis-plas.
Para continuar con el buen humor le dedico esto:
Llegó un muchacho a cansarse
de su vida desdichada,
y ayer, por la madrugada
salió dispuesto a matarse.
Se fue al mar, y a la corriente
lanzóse obstinado y fiero,
mas lo advirtió un marinero
y le salvó dirigente.
En su decisión formal
luego un arma preparó,
contra el pecho disparó
y al fin....¡nada!, cargó mal.
Volvió a casa, de ira rojo
con el intento de ahorcarse,
pero al ir a estrangularse
rompió el cordel, que era flojo.
Postrer recurso ensayó
empeñado en su porfía;
fingió que algo le dolía
y a su médico llamó.
De saber haciendo alarde
le auscultó don Nicomedes,
y.....les participo a ustedes
que el entierro es esta tarde.