Se encuentran dos amigos, después de años de no verse, lógicamente, les da un gustazo enorme y comienzan a recordar tiempos pasados.
Le dice Pedro a Alberto:
-Oye, Alberto, ¿te acuerdas de aquella muchacha preciosa, que estaba con nosotros en la Prepa?
-¿¿Cuál de todas??
-¿Aquella muchacha que se llamaba Lupita, chaparrita, con muy buen cuerpo, con unas grandes..., con un pelo negrísimo, tenía unos ojazos negros, grandotes... Que por cierto, me daba de su lunch, de su refresco...y me daba hasta las... nalgas, en la Prepa. ¡Acuérdate!
Le contesta Alberto:
-Mmmm... Sí me acuerdo, me casé con ella.
-Dice Pedro: -Bueno, en la Prepa me daba hasta las nalgas, pero ahora ya me ha de dar como por el hombro; me imagino que ya creció. ¿O no???
Se encuentran dos amigas cuarentonas, después de mucho tiempo.
Una, está muy jodida: el cutis manchado, el pelo reseco y canoso, los ojos marchitos; en fin dada a la chingada.
En cambio, la otra está radiante, rejuvenecida, alegre, muy arreglada, guapísima, etc.
Total, que la primera le dice a la segunda:
-Pero ¿cómo le haces? ¡te ves sensacional!
-Mira dice la mujer guapa- ha sido la psicoterapia.
¿¿¿La sicoterapia??? -responde sorprendida la fea-.
-Sí, claro, voy a la farmacia, compro unos sobrecitos que dicen SICO¡¡¡ Y CUALQUIERA ME DA LA TERAPIA!!!