LA LAGRIMITA QUE SE FUE AL MAR
Érase una vez una lagrimita, que todos los días, durante mucho tiempo, hacía el mismo recorrido: se deslizaba por la mejilla del rostro de alguien que, de alguna forma, necesitaba que su tristeza desapareciera...
La lagrimita se cansó de deslizarse una y otra vez y de acabar en un pañuelo de papel, así que un día decidió huir de aquella rutina y tomó rumbo al mar.
Cuando llegó se dio cuenta que no estaba sola... se encontró a muchas lagrimitas que, como ella, habían decidido acabar con esa tristeza y todas ellas se fundieron en el mar y se sintieron libres y acompañadas, y fueron felices para siempre.
Moraleja: Cuando te encuentres triste y sol@, siempre habrá alguien en algún lugar que se sienta igual que tú y las tristezas compartidas, se tornarán en sonrisas y en felicidad.
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