Por qué bote a mi secretaria?
Un hombre le explicaba a un amigo, por que botó a su secretaria:
Dos semanas atrás, decía este. Fue mi cumpleaños número 45 y no me sentía muy bien cuando me levante esa mañana. Fui a desayunar, pensando que mi esposa estaría contenta y me diría por lo menos un “HAPPY BIRTHDAY” y quizás tuviera un regalito para mi, pero ella ni siquiera me dijo “BUENOS DÍAS”, al pasar a mi lado.
Entonces me dije para mis adentros: … “Bueno, esa es tu esposa, quizás los pequeños se acuerden”. Los niños vinieron a desayunar y no me dijeron ni una palabra, ni siquiera la bendición. Cuando me fui a la oficina me sentí muy deprimido.
Al entrar a la oficina, Jeanette, mi secretaria me dijo: “¡Buenos días jefe, y Feliz Cumpleaños!”. Ahí me sentí un poco mejor. Por lo menos alguien se había acordado.
Trabaje hasta mediodía. Cerca de las doce, Jeanette toco la puerta de mi oficina y me dijo: “Sabes, hace un día precioso afuera y es tu Cumpleaños. ¿Vamos afuera a almorzar? … Solos tú y yo.
Yo dije para mi: “Esta es la mejor noticia que he escuchado en lo que va del día”.
Le dije que si y nos fuimos a comer al sitio acostumbrado; un restaurante chiquito y seguro fuera de la ciudad, a orillas del campo, algo muy privado.
Comimos y nos tomamos unos cuantos Martinis, la comida estuvo de maravilla y abundante, cosa que me hizo tener buen apetito, así que nos divertimos de lo lindo.
Al regreso a la oficina, en el auto, ella me dijo: “Sabes es un día especial, porque en vez de regresar a la oficina, no nos vamos a otra parte”.
Yo le conteste: “Esta bien no regresemos”.
Y ella dice en ese momento: “Vamos a mi apartamento, yo te invito y te preparo unos Martinis”.
Llegamos a su apartamento y disfrutamos de unos buenos Martinis.
Al rato ella me dice: “Si no te importa, creo que voy a mi cuarto a cambiarme la ropa y ponerme mas cómoda”.
Comos comprendes, yo la deje ir, como me iba a importar ese cambio de ropa, ni pendejo que fuera.
Ella entró en su recamara y como a los cinco minutos, regresa del cuarto cargando una gran torta de CUMPLEAÑOS, la seguían mi esposa, mis tres hijos, mis suegros, mis padres, todos los empleados de la oficina, además de algunos amigos mas íntimos y sus esposas. Todos cantaban “Cumpleaños Feliz, te deseamos a...”.
Y allí estaba yo en la sala, desnudo, solo con las medias puestas y con una copa de Martini en la mano.
¿Qué harías tú, no la hubieras despedido?