Vivir, renacer, morir
No sé de dónde vine, trashumante
de cien caminos por adversa tierra
que nunca me impactaron. Si hubo guerra, yo, hombre de paz, no fui beligerante.
Si en concordia vivían, yo, intrigante,
revolvía conciencias.
Quien se aferra
a su entorno, es cerebro que se entierra
en noche ambigua o credo intolerante.
Al recalar en ti supe quién era,mi origen, mi destino, mi manera,como si para ti hubiera nacido.
Y al ausentarte de mi vida luego, fue como si una turba a sangre y fuego dejara mi castillo derruído.
Los Angeles, 15 de noviembre de 2009
Soneto Nº 2257 de Francisco Alvarez Hidalgo