Mi primer amor se fué con otro. No era Papaoso. Entonces aún no le conocía y además él es nueve años menor que yo. Yo estaba perdidamente enamorado de Elena, una chica madrileña de ascendencia aragonesa, que coincidía en el verano conmigo en el pueblo. Todo el curso sin verla se me antojaba insoportable. Por ella era capaz de todo. El todo, incluía si era el caso hacer ejercicios espirituales, de modo que fui voluntario a unos ejercicios espirituales de una semana en Madrid que nos recomendaron en el colegio, . A mí los ejercicios no me interesaban nada, pero tenía el plan de escapada para el domingo siguiente, una vez ubicado en la capital de España. Ingresé en la muy triste casa un jueves por la tarde, con todas las nubes negras de la bóveda otoñal sobre la cúpula, la melancolía a flor de piel, los árboles casi desnudos y la sola luz de un domingo que se me antojaba lejísimos áun. Aguanté todos sermones habidos y por haber, que volaban sobre mí desde la castidad a la gula, de la lujuria a la humildad y de la caridad a la soberbia y como colofón el sábado por la noche el pecado mortal y el infierno. con el infierno muy recientito, el domingo por la mañana partí hacia la Avenida América esquina Arturo Soria y allí desde una cabina, con el infierno ya olvidadito y los movimientos de sístole y diástole de mi corazón confundidos llamé a mi amor:
-Estoy aquí, he venido a verte, mi vida.....
-Lo malo es que yo salgo ahora mismo para Alcobendas, con mi madre-me dijo
No puede ser , me dije para mis adentros. Todo un domingo de otoño vagando por Madrid. Volvería sobre las seis de la tarde, según su información de última hora.
A las seis y diez de nuevo en una cabina:
-Veo que has llegado, nos encontramos en el parque?
-Imposible, he quedado con otro mayor que tú.
Tras una larga negociación conseguí diez minutos de audiencia.
Mi amor hecho añicos. La tarde, ya casi de noche, viento y humedad.........CONTINUARÁ.....