Se me revienta el mundo entre las manos,
desintegrado el caos precedente;
nace la luz, se inicia la corriente
de arroyos descolgados de altozanos.
Muerta la sombra está. Son mis hermanos
la alondra, el ciervo, y el delfín. Si ausente
de esta eclosión estuve, residente
me siento igual de junglas y secanos.
Toda la creación me pertenece,
y cualquier aislamiento desmerece
de la heredad que un día recibí.
Toda la creación canta y explota
gritando que no hay muerte ni derrota.
Y tú, la creación llegando a mí.