Recuerdo a quienes han dado su vida en servicio. Al reflexionar acerca de sus sacrificios, aprendo de sus lecciones y de sus logros. También recuerdo a las personas que han contribuido significativamente a mi vida. Gracias a ellas aprendí a vivir más plena y cabalmente.
Así como yo he podido edificar sobre las obras y logros de quienes han ido delante de mí, otros podrán edificar sobre lo que yo he aprendido de la vida. Así como yo recuerdo a otros hoy, puede que otros me recuerden en el futuro. Hoy tomo unos momentos para apreciar a quienes me enseñaron con su ejemplo; honro a quienes me mostraron el camino. Su amor y su voluntad han mejorado mi vida, y siento gratitud.
Doy gracias a mi Dios, haciendo siempre memoria de ti en mis oraciones.—Filemón 1:4