Hay una cartera para cada inversor y un inversor para cada tipo de cartera. La elección de una forma de inversión u otra depende de muchos factores. Casi todos tienen que ver con la situación personal del ahorrador, con sus características financieras, con su formación y sus necesidades. También con su psicología y con su forma de afrontar, en general, la vida. Se trata, primero, de no sufrir. O, al menos de no sufrir más de lo que uno pueda soportar. Se trata, después, de rentabilizar los ahorros.
El dinero disponible, el grado de aversión al riesgo, el plazo de la inversión, las necesidades de liquidez próximas, la situación fiscal y la capacidad de ahorro condicionarán la elección. El panorama financiero ofrece desde tranquilos depósitos bancarios hasta los más agresivos productos que se pueden encontrar en el mercado de warrants, futuros y opciones.
Cóctel de grises
Entre uno y otro extremo hay mucho donde elegir. Como en los buenos cócteles, la fórmula del éxito se encuentra en saber mezclar en su justa medida todos los ingredientes.Se abre una amplia gama de grises. El camino más sabio suele ser mezclar en su justa medida unos y otros. Al igual que el aliño de una ensalada no puede llevar sólo vinagre o prescindir de la sal o la pimienta. En general, los inversores modestos no deberían invertir en Bolsa de forma directa. Siempre es mejor hacerlo vía fondos de inversión.
Lo mejor, en el fondo
El mundo de la inversión colectiva es tan amplio que ofrece, con toda seguridad, la respuesta a todo tipo de necesidades. Pero si lo hacen, si acuden al mercado de valores de forma directa, es importante que diversifiquen su inversión y que tomen posiciones a medio o largo plazo. Invertir a muy corto plazo, el “trading” y las operaciones intradiarias más rabiosamente especulativas deben ser un coto de caza cerrado para cuantos no tengan tiempo o medios técnicos suficientes para seguir el mercado y sus veleidades minuto a minuto. Pero no hace falta empezar la casa por el tejado.
Nadie empieza las clases de natación tirándose desde el trampolín situado a siete metros de altura. Hay que revestirse de humildad y atarse las calabazas a la cintura para empezar sin prisa.
Sin goteos
En general, los expertos desaconsejan a los inversores modestos que acudan a los mercados en forma de goteo. Una persona que es capaz de ahorrar 300 euros al mes no debe acudir el día 31 de cada mes a la Bolsa con sus diez mil duros para comprar una docena y media de acciones de Telefónica, por ejemplo. Las operaciones en el mercado tienen unos costes mínimos que pueden suavizarse realizando compras y ventas no demasiado pequeñas.
Es mejor y más operativo reunir una cantidad de dinero medianamente significativa antes de acudir al mercado. Si quiere poner a buen recaudo sus ahorros netos mensuales siempre puede decidirse por un plan sistemático de jubilación o, si es el caso, realizar aportaciones a una cuenta vivienda o a una cuenta a plazo, o puede ir comprando participaciones de un fondo de inversión que se ajuste a sus necesidades.
Del viejo, el consejo
Si ha decidido invertir en Bolsa, lo más importante es no precipitarse. Sobre todo si no tiene experiencia en estas lides. Busque consejo y dé sus primeros pasos de la mano de un profesional. Recuerde que el viejo refranero bursátil está cargado de experiencia y de razón. Por ejemplo, no ponga todos los huevos en la misma cesta, deje que el último duro lo gane otro, apueste por sectores o valores que conozca, compre cuando todos vendan y venda cuando todos compren, elija inversiones a medio o largo plazo y deje la especulación para los que tienen tiempo, dinero y, sobre todo, experiencia.
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Bolsa para novatos: Lo mejor es empezar de la mano de expertos, vía fondos de inversión http://bolsa.suite101.net/article.cfm/bolsa_para_novatos#ixzz0piMnLAIK