Las palabras no se las lleva el viento… Las palabras dejan huella, tienen poder e influyen positiva o negativamente. Las palabras curan o hieren, animan o desmotivan, reconcilian o enfrentan, iluminan o ensombrecen, dan vida o dan muerte. Con pocas palabras podemos alegrar a alguien y con pocas palabras podemos llevarlo al desaliento y desespero. ¡Ah, cuanta falta nos hacer tomar conciencia del tremendo poder las palabras!
Ellas moldean nuestra vida y la de los demás. Por eso mismo, los griegos decían que la palabra era divina y los filósofos elogiaban el silencio. Piensa en esto y cuida tus pensamientos porque ellos se convierten en palabras y cuida tus palabras porque ellas marcan tu destino. Hay que comunicarse y cuando el silencio es el mejor regalo para ti y los que amas. Eres sabio si sabes cuándo hablar y cuando callar. Piensa muy bien antes de hablar, cálmate cuanto estés airado y resentido y habla sólo cuando estás en paz y que el viento nunca se las lleve. Las palabras encierran una energía creadora que transforma. De la red