Cuando ya no se pueda caminar, cuando fuerzas falten, lo mejor es parar y pensar en la forma de continuar, porque la vida sigue, y caminar...
hay que caminar.
Cuando ya no se pueda ni llorar, porque el vacío es inmenso y ni tristeza queda, lo mejor es relajarse, porque la pena viene y va, como la alegría que nunca es eterna sino que aparece y desaparece.
Cuando ya no se pueda ni hablar, porque no se sabe ni de qué,
cuando creas que a tu alrededor no hay amigos, que sólo vas por el camino de la vida, entonces retrocede unos pasos y para y fíjate en las huellas que por ahí habrán quedado.
Cuando ya no se pueda ni descansar, porque el pensamiento no pare, entonces piensa en aquello hermoso que te haya pasado y sigue, sigue, no pares, porque lo hermoso permanece en el tiempo y en la distancia.
Cuando ya no se pueda ni soñar, porque las fantasías no existan, porque todo esté lejano, levanta la vista al cielo y ... míralo bien,
porque esté nublado o soleado, el cielo es infinito como infinitas son las soluciones para encontrar la paz interior.
Tomado de la red