A ver, veamos, vamos a ver ...
Apreciada y estimada Améscoa, alavesa, arabarra, amiga de
de las ondas, de los aires y de los vientos, HOLA.
Creo saber por qué, creo saber cuál ha sido la razón que te ha hecho reír.
Te voy a hacer , amiga, una pregunta.
¿Es que no sientes tú una vibración paralizante que de los pies
llega a la cabeza y de la cabeza llega a los pies al oír cómo y
en qué maneras y formas grandiosas cantan, actúan los donos-
tiarras del Orfeón?
Si añadimos la voz de M. Laboa se produce algo muy semejante
y parecido a un globo explosivo. ¿No crees, Améscoa?
Ya que estamos, como estamos por aquí, voy a ampliar la lista de peticiones.
Son de esplendor musical las TARANTELAS de Italia. Sicilia,
Nápoles, Basilicata, Abruzos, etc. Por lo general, músicas festi-
vas y alegres.
Y ya por último, Améscoa.
Balalaika. Creo que es ése un instrumento de cuerda utilizado
tradicionalmente por los rusos.