Al Sr. Papá Noel.
Su despacho
Como representante del sindicato “duendecitos laburando” hago llegar a usted esta carta con el motivo de notificarle algunos reclamos que venimos haciendo desde hace tiempo y que no son escuchados. Como trabajadores de la fábrica de juguetes “Papá Noel Corporation” queremos exigirle una remuneración adecuada a nuestra actividad, estamos cansados de trabajar todo el año, haciendo juguetes a niños malcriados de todo el mundo, por tan solo unas cuantas golosinas al mes y dinero de fantasía.
Lo que nosotros pedimos, aparte de las golosinas que son muy ricas, es que se nos pague con dinero real, porque si bien todos creen que vivimos en un mundo imaginario, usted sabe que esto no es cierto y que del aire no podemos vivir. Los compañeros que no se la rebuscan con alguna changuita extra, de enano de jardín o trabajando en algún circo, hace tiempo que se visten con envolturas de chocolates, caramelos y alfajores, situación que nos parece totalmente indignante y a la vez graciosa.
También queremos hacerle llegar nuestras quejas por las 14 horas diarias de trabajo continuo durante los 365 días del año, esta bien que los chicos reciban su juguetito de navidad, pero con uno sería suficiente. Estamos en contra de la interminable lista de juguetes que solicitan los niños en la carta a papá noel, o sea a usted, que por otro lado, tendría que ser dirigida a nosotros que somos los que nos rompemos el culo para llegar a tiempo con la entrega. Nos parece injusto que los renos, sobre todo ese tal Rodolfo, que por tener la nariz roja se cree el muy singular, trabajen solamente los 24 de diciembre y disfruten de vacaciones pagas todo el año en las playas del caribe, mientras nosotros cagados de frío acá en el polo norte, no tengamos siquiera una estufa a kerosene.
Además, pensamos que es una irresponsabilidad de su parte tener la fábrica casi a punto de desmoronarse y no velar por la salud de sus obreros. Sin ir más lejos, el otro día parte del edificio cayo sobre uno de nuestros compañeros, por suerte y de milagro salió ileso manifestando solamente un dolor de cabeza, malestar que calmó con unas pastillitas de menta, única medicina disponible en el botiquín de la compañía. Por último, quiero decirle que si usted no desiste de su actitud arrogante y no hace caso a nuestros requerimientos, el sindicato “duendecitos laburando” iniciara acciones legales y dará a conocer a todos los niños del mundo que detrás de una barba blanca se esconde un viejito explotador de duendes.
Atte.
Un duende suyo.
P.D: Estamos cansados de su jo, jo, jo. . Pero no importa, siga, que el que ríe último ríe mejor: ji,ji,ji.