Bajo la mano blanda, sobre la piel sedosa, te estoy amando mansa, sin huesos, sin esquinas, en ansias fugitivas de dureza; es la rosa cuyos pétalos se abren, y no saben de espinas.
La piel se yuxtapone directamente al alma, los huesos desconocen esta alianza pura, y el tacto que radica suave sobre mi palma, más que de sensaciones, conversa de ternura.
Brevería Nº 918
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Ábrete a mí
Sobre la piel de nardo, mi caricia; sobre los labios ávidos, mis besos; bajo la blusa, los pezones tiesos; bajo la falda, desnudez propicia.
A todo se proyecta mi codicia, hambrienta de ti misma hasta los huesos; no interpongas barrera en los accesos a tus huecos, ni justa ni ficticia.
Olvida códigos, virtud, costumbres, archiva en viento las incertidumbres que a cada nuevo paso te limitan.
Como se abre la rosa en primavera, ábrete a mí, y las garras de tu fiera atrapen los despojos que la invitan.
Los Angeles, 1 de octubre de 2009
Soneto Nº 2216 de FAH
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