ME SUCEDIO CON PAPAOSO EN ASTUR - Amigos de Europa y América Unidos

Es tan cierto como escalofriante.

Decidimos hacer una pausa en nuestro duro trabajo por tierras asturianas. A Papaoso no le gusta la sidra, pero yo que soy un entusiasta recalcitrante tanto de la sidra de SanSebastián como de la de Asturias y lo compensaba con creces.

Preparamos todo para la excursión del siguiente día y nos acostamos a una hora prudencial.

Al día siguiente, con todos los bártulos necesarios, tienda de campaña y bicicletas incluidas, cargamos el maletero y nos despedimos de la amable recepcionista del hotel. Empezamos montaña arriba. Papaoso siente pasión por la naturaleza y especial predilección por los osos pardos. De ahí su nick. Su gran ilusión era contemplar un ejemplar en vivo y en directo, a pesar del riesgo que eso conlleva. Cuando llegamos al lugar apropiado, Papaoso descendió del vehículo e inspiró varias veces como si quisiera absorver todo el oxígeno de la sierra. Seguidamente y ataviado con un traje que a mi me recordaba a un oficial japonés de la película "El puente sobre el río Kwai" empezó a reconocer el terreno y descubrió un avispero. Según él todos los animales de la naturaleza merecen un cariño especial, cosa que comparto casi totalmente con él, aunque sin llegar al extremo de San Francisco de Asís. Andaba alrededor del avispero hasta que salieron varios dípteros y la hermana avispa le picó. La nariz como un pimiento. Yo no podía evitar la risa. Me carcajeaba, pero con él; no de él, que quede claro. Un amigo es un amigo. Cerramos el coche, nos subimos en las bicis y empezamos a pedalear. Yo con la agilidad que me caracteriza, (sólo comparable a nuestro amigo y miembro del grupo " JFA") dejaba atrás a Papaoso y tenía que ir parando para esperarle, pues el frondoso bosque, subía como la verde piel de una montaña, hasta un risco dorado por el sol. Yo había leído un libro sobre la selva del Amazonas y me parecía ir reviviendo todo lo leído. Papaoso me decía que estaba disfrutando más que el día de su primera comunión, cuando se comió los diecisiete pasteles de nata que había, además de una tarta para diez personas. Le indultaron por ser un día tan señalado para él. A medida que avanzábamos, los helechos parecían sierras suaves de advertencia. El terreno se hacía cada vez más difícil y empinado. El capitán Yukimoto (Papaoso) sorteaba las zarzas con habilidad y me imponía silencio. No hacía calor pero la ilusión se manifestaba a través del sudor. De repente, me dijo con voz queda: -Quieto, Kimax!!, y se bajó de la bici con sumo cuidado, apartó unos arbustos y me hizo señas para que me acercara.....Al otro lado había un claro y un grupo de unas cien personas ataviadas con trajes regionales y bailando una danza muy sincopada. Eran romeros que festejaban el día de la patrona. Al ver a Papaoso se asustaron un poco, pero enseguida comprendieron que un centenar podían más que un oficial japonés y un esbelto y guapo a la vez que musculoso acompañante. Para que no os perdáis en el hilo de la narración, debo puntualizar que el acompañante era yo. Modestamente, pero las cosas como son. Ante todo quiero ser un fiel reportero de todo lo acontecido.

Yo tomé la palabra y les dije: -Mi compañero tiene mucho interés en ver a los osos.

Voy a merendar y luego sigo..vale?....si os aburre me lo decís y cambio de tema.

Días después, pudimos saber por la prensa, que en las fiestas de un pueblo vecino, se había escapado un oso del circo, cuya principal atracción consistía en verlo montado en bicicleta y corriendo alrededor de la pista.

Casualidades del destino!!

KIMAX: Eres tremendo...

Kimax creo que no viste bien seguro que eran conejos jajajaja haber si vas al oculista,mira que subidos al arbol por unos animalitos tan mansos no os da verguenza

Veo que no has contado nada de aquellas muchachas que estaban tomando el sol tal y como su madre las trajo al mundo, y de las que tuvimos que huir.

ALA ESO OS PASA POR GUAPOS O.......

Eso a lo que hace referencia Papaoso fue en Venezuela. La avioneta que nos transportaba tomó tierra en el aeropuerto de Ciudad Bolívar, e ignorábamos hasta qué punto aquél viaje nos iba a marcar para el resto de nuestras vidas.

Unas vacaciones decidimos adentrarnos en la selva del Orinoco para estudiar de cerca la vida y costumbres de los indios.

Viven en las zonas pantanosas de la selva y se alimentan de loros y mororós (unos peces terciados del tamaño de los besugos). Su fruta preferida es la ayuaca, que si se ingiere en estado de pochez, produce unos efectos semejantes a una borrachera similar a la de anís. Allí tomando ayuacas, pechugas de loros verdes y cocochas de mororós transcurrió una semana. Tanto Papaoso como vuestro humilde narrador, andábamos por allí con un simple taparrabos. Como os podréis imaginar él presentaba un aspecto impresentable. Si bien, una de las indias que se hacía llamar Huaya (Luz de plata) en su traducción literal, estaba locamente enamorada de nuestro Papaoso, al que había bautizado con el nombre de Gurai (exageradamente gordo), en su traducción literal. Luz de Plata era invencible con la cerbatana y no hubiera permitido que nadie le arrebatara a su Gurai.

A mí me llamaban Arajú, (sexo impetuoso), en su traducción literal. Ignoro el porqué de ese apelativo, pero me lo puso mi novia india llamada Amatí (que significa nalgas pellizcadas, por lo que pude averiguar. El problema sucedió cuando quisimos marcharnos, y ni Luz de Plata ni Nalgas Pellizcadas estaban por la labor de dejarnos ir. En un momento dado, cuando nos encontrábamos tomando grandes dosis de líquido de chirimoya pocha y ellas se distrajeron socorriendo a un indio jubilado al que se lo estaba merendando un jaguar, huímos hacia la orilla y le quitamos la canoa a Goró Zrapú (indio distraído), y nos pusimos a remar como bárbaros vikingos hasta que nos rescató un barco mercante noruego, que nunca pudimos saber qué hacía por allí.

Fue una experiencia inolvidable.......y aún hay más, pero no sé si a Papaoso le parecerá bien que cuente el resto, porque afecta a cosas íntimas..

Jajajajaaa! lo que mas me gusta es la traduccion de los nombres indios

Y las indias a los nueve meses tuvieron a Luna Lunera y Nalgas sonrosadas jajajaja

Kimax, excelentes tus relatos. Tanto el astur como el venezolano.

Un placer es leerte.

Os percibo a ambos dos - tú y PapaOso - cual expertos exploradores. Intrépidos y cautos, previsores y a la vez

expeditivos ante las situaciones inesperadas de infortu-

nio. Eso es es tener fibra de descubridor.

Lo dicho, Kimax, un gusto es leerte.

Recientemente en un paseo durante el atardecielo por la Plaza del Pilar, me topé con un chiquillo de rasgos indígenas y con una cerbatana colgada del hombro. Cosas del destino, entablamos conversación y me habló de un nuevo puente que han hecho recientemente sobre el Orinoco, me habló de ciudad Bolívar y se asombró de mis conocimientos sobre su tierra.

Estaba ya dispuesto a comentarle mis peripecias por allí en compañía de un amigo cuando me interrumpió, y me habló de la razón de su viaje a Zaragoza.

Me dijo que había venido en busca de su padre

Por favor, ruego me ayudéis a identificarle, si creéis que pueda ser alguien del grupo.

El niño es muy alto y grande, le gusta cocinar, y tiene mucha habilidad con la cerbatana (esto último probablemente heredado de su mamá).

El caso que me recuerda a alguien....

MIRA QUE NO GUSTARLE LA SIDRA, SI ES LO MEJOR DEL MUNDO ACOMPAÑADA DE UNA TORTILLA T CHORIZOS A LA SIDRA