Las amenazas dirigidas a uno cuando éste ha superado ya los 50 tacos acostumbran a causar más risa que preocupación.
Hoy, he recibido una de mi gerente y que justo la he abierto a la vez que iba al baño a hacer mis necesidades fisiológicas. Uno, a pesar de su belleza y esbeltez, también tiene sus necesidades; no lo puedo evitar. Me gusta aprovechar el tiempo y siempre me llevo algo para leer. Al abrirla y leer su tono imperioso y amenazante, desde allí mismo haciendo uso de bolígrafo que siempre llevo, me he apresurado a contestarle de mi puño y letra. Lo he hecho así:
"Querido amigo, ahora mismo tengo delante su carta; en breves instantes la tendré detrás."
Creo que me captará el mensaje a pesar de no saber mi situación en esos instantes de lectura; sin embargo, luego lo he pensado mejor y la he pasado a limpio haciendo uso del ordenador. Os envío una foto de mi teclado.