Cada persona tiene su propia perspectiva. Y sin embargo, las cosas que todos tenemos en común son muchas más que nuestras diferencias.
Detrás de cada diferencia de opinión, detrás de cada desacuerdo, detrás de cada conflicto hay un común denominador. Y éste puede ser el punto de partida para resolver el conflicto.
Descubrir el común denominador no significa ceder ni tampoco forzar al otro a aceptar tu punto de vista. En cambio, significa descubrir las áreas en las cuales ya estás compartiendo con el otro una perspectiva similar.
Encontrar cosas sobre las cuales todos puedan estar de acuerdo bien vale el esfuerzo. Porque esto sienta las bases de un verdadero entendimiento.
A menudo, todos buscan el mismo objetivo final, y los desacuerdos pasan por los detalles sobre cómo llegar a él. Incluso en los casos en que no puedas llegar a un acuerdo, comprender sigue siendo posible.
Busca centrarte en ese entendimiento, y trabaja para encontrar un común denominador. Será desde ese punto que todos los involucrados podrán comenzar a generar verdadero valor para todos.