Oh Señor de todas las criaturas, haz que el hombre, mi dueño, sea tan fiel a todos los hombres, como le soy fiel.
Haz que sea tan cariñoso con su familia y sus amigos como yo lo soy con
él. Haz que custodie honradamente los bienes que tú le confías, como
honradamente custodio los suyos. Dale, oh Señor, una sonrisa fácil y
espontánea, como fácil y espontáneamente muevo mi cola. Haz que esté
siempre dispuesto a la gratitud como estoy siempre pronto a lamer su
mano. Concédele una paciencia
como la mía; espero su retorno sin quejarme nunca. Dale mi coraje y
rapidez para sacrificar todo por él, desde cualquier comodidad y hasta
la vida misma. Consérvale mi juventud de corazón y mi alegría de
pensamiento. Oh Señor de todas las criaturas, como yo soy siempre
verdaderamente perro, haz que él sea siempre verdaderamente hombre...
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