El término ‘sicario’ proviene de los tiempos del Imperio Romano, en el que se popularizó el uso de un pequeño puñal llamado ‘sica’ y fácilmente camuflable entre la ropa.
En multitud de ocasiones, la sica era utilizada por simpatizantes que se acercaban a los rivales políticos de sus representantes y los apuñalaban. Esta práctica se realizaba con tanta asiduidad que, en el año 81 a. C., se tuvo que legislar mediante una ley, para dar castigo a aquellos que por encargo de otros, herían o mataban a cambio de unas monedas.
La ley, promulgada durante la dictadura de Lucio Cornelio Sila, fue conocida como “Lex Cornelia de sicariis et veneficis” (Ley Cornelia sobre apuñaladores y envenenadores).
Desde entonces y hasta nuestros días, la figura del asesino por encargo o a sueldo, se ha ido introduciendo cada vez más en nuestra sociedad, quedando el nombre genérico de sicario como sello identificativo de este colectivo.