El 90% de las mujeres con cáncer de mama superará la enfermedad para el año 2015 Esto será posible gracias a un mejor diagnóstico, el avance en los tratamientos individualizados y la efectividad de los fármacos.Ler más
El cáncer de mama es el tumor más frecuente en las mujeres occidentales.
En España se diagnostican alrededor de 16.000 nuevos cánceres de mama al año.
Gracias a los programas de detección precoz y a los avances en el diagnóstico y tratamiento cada día es mayor el número de mujeres que viven con el cáncer de mama y lo superan.
¿ Qué es el Cáncer de Mama ?
Nuestro organismo está constituido por un conjunto de órganos, que a su vez están formados por células, que se dividen de forma regular con el fin de reemplazar a las ya envejecidas o muertas; y mantener así la integridad y el correcto funcionamiento de los distintos órganos. Este proceso está regulado por una serie de mecanismos que indican a la célula cuándo comenzar a dividirse y cuándo permanecer estable.
Cuando estos mecanismos se alteran en una célula, ésta y sus descendientes inician una división incontrolada que, con el tiempo, dará lugar a un tumor o nódulo.
Si estas células además de crecer sin control, adquieren la facultad de invadir tejidos y órganos de alrededor (infiltración) y de trasladarse y proliferar en otras partes del organismo (metástasis) se denomina tumor maligno, que es a lo que llamamos cáncer.
El cáncer de mama es el tumor maligno que se origina en el tejido de la glándula mamaria.
Cuando las células tumorales con capacidad de invadir los tejidos sanos de alrededor y de alcanzar órganos alejados e implantarse en ellos, están ubicadas en la mama, hablamos de cáncer de mama.
Este tumor puede crecer de tres maneras:
Crecimiento local: el cáncer de mama crece por invasión directa, infiltrando otras estructuras de la mama diferentes de donde se ha originado o a estructuras vecinas como la pared torácica (músculos y huesos) y la piel.
Diseminación linfática: la red de vasos linfáticos que posee la mama permite que el drenaje de la linfa se efectúe a varios grupos ganglionares. Los ganglios situados en la axila (axilares) son los más frecuentemente afectados, seguidos de los situados en la arteria mamaria interna (zona central del tórax) y los ganglios supraclaviculares (encima de la clavícula).
Diseminación hematógena: se realiza a través de los vasos sanguíneos preferentemente hacia los huesos, pulmón, hígado, y piel.
El cáncer de mama es el tumor más frecuente en mujeres.
Pero el cáncer de mama no es una enfermedad exclusiva de mujeres, aunque en un porcentaje muy pequeño, los hombres también pueden padecerlo ver capítulo cáncer de mama en el varón.
Estructura de la mama
La mama es una glándula cuya función principal es la producción de leche durante el periodo de lactancia.
Está constituida por múltiples lóbulos y lobulillos donde se produce la leche. Los lóbulos y lobulillos están unidos por una serie de tubos denominados ductos o conductos galactóforos que conducen la leche hacia el pezón.
También contiene vasos sanguíneos cuya función es proporcionar sangre a la glándula y vasos linfáticos, que son los encargados de recoger la linfa.
Los vasos linfáticos confluyen en pequeñas formaciones redondeadas denominadas ganglios linfáticos. Los ganglios linfáticos más cercanos a la mama se encuentran en la axila y a ambos lados del esternón (hueso situado en la parte anterior del tórax).
La glándula está rodeada de tejido graso que proporciona consistencia y volumen a la mama.
Desde el nacimiento hasta la edad adulta, las mamas sufren más cambios que ningún otro órgano. Bajo el influjo de las hormonas femeninas (estrógenos y progesterona), las mamas crecen durante la pubertad y se ven influenciadas en la edad reproductiva por los ciclos menstruales. En la menopausia, los niveles hormonales descienden y gran parte de la glándula mamaria se atrofia y es sustituida por grasa.
Asociación Española Contra el Cáncer - C/ Amador de los Ríos nº 5, 28010 Madrid www.todocancer.org
Tratamientos
En el cáncer de mama se utilizan diversos tipos de tratamientos: cirugía, radioterapia, quimioterapia, hormonoterapia, anticuerpos monoclonales. Estos tratamientos se combinan en función de las características del tumor en cada paciente.
Linfedema
Estos contenidos han sido elaborados gracias a la colaboración de:
Los ganglios o nódulos linfáticos axilares se encargan de recoger la linfa del brazo, evitando que se acumule en la extremidad.
El linfedema se produce porque al extirpar estos ganglios linfáticos se acumula líquido intersticial en el brazo del mismo lado de la intervención, provocando un aumento de su tamaño.
¿ Qué es el sistema linfático ?
El sistema linfático es un sistema complejo formado por una serie de órganos y una red de vasos linfáticos. Cada órgano que constituye dicho sistema posee funciones bien definidas y diferenciadas.
Los vasos linfáticos se encargan de llevar la linfa que se origina a nivel de los tejidos hacia el sistema venoso y la reincorpora a la circulación sanguínea. Estos vasos se encuentran presentes en prácticamente todo el organismo (excepto sistema nervioso central, médula ósea y cartílagos). Poseen forma en dedo de guante y se comunican entre sí formando una red de pequeños vasos denominados capilares linfáticos.
La linfa es un líquido de color ligeramente amarillento formado en su mayor proporción (90%) por agua. Asimismo, está constituida por proteínas, que desde el torrente circulatorio han pasado a los tejidos, grasas, restos de células muertas, de bacterias, de células malignas (en el caso de un cáncer) y de células presentes en la sangre como linfocitos. La linfa se depura y es filtrada por los nódulos linfáticos también denominados ganglios linfáticos antes de retornar a la circulación general.
Desde los capilares sanguíneos sale a los tejidos una cierta cantidad de líquido, que en condiciones normales (90%) es reabsorbido, en su mayor parte, por los propios capilares. El resto (10%) se elimina a través de los vasos linfáticos. En todo el organismo se forman de 1 a 2 litros de linfa.
El sistema linfático posee una gran capacidad de adaptación, por lo que en situaciones en los que se produce mayor salida de líquido de los capilares hacia los tejidos es capaz de absorber el excedente de linfa evitando su acúmulo.
A lo largo del recorrido de los vasos linfáticos se presentan engrosamientos que corresponden a los ganglios o nódulos linfáticos. Estos ganglios constituyen una parte fundamental del sistema linfático ya que poseen funciones importantes en la defensa del organismo (inmunidad). Los ganglios o nódulos linfáticos se sitúan a lo largo de todo el organismo, siendo especialmente abundantes en cuello, axilas e ingles. Poseen una forma variable (redondeado, alargado o con forma de habichuela) y un tamaño que oscila entre 0,5 y 1cm. Su tamaño puede aumentar debido a procesos infecciosos o tumorales.
Otros órganos linfáticos son:
La médula ósea: Se encuentra en el interior de los huesos (esternón, costillas, palas iliacas, entre otros) y se encarga de la formación de las células de la sangre entre los que se encuentran los linfocitos, cuyo papel en la inmunidad es fundamental.
Las amígdalas: Se encuentran situadas alrededor de la faringe desempeñando funciones defensivas.
El timo: Situado detrás del esternón. Tiene un papel importante en el desarrollo y maduración del sistema linfático y en la respuesta inmunitaria del organismo. En él maduran parte de los linfocitos que se han formado en la médula ósea.
El bazo: Situado en la parte superior izquierda del abdomen entre el estómago y el riñón izquierdo. Actúa como un filtro de la sangre reteniendo y destruyendo las células sanguíneas envejecidas e interviene en la formación de los linfocitos. La sangre que sale de él contiene setenta veces más linfocitos que la sangre que recibe.
Las funciones del sistema linfático son:
Recoge la linfa que se forma en los tejidos y la trasporta al torrente circulatorio.
El sistema linfático juega un papel importante en la defensa del organismo.
ESTO ES PARA VOS INMINENT, HACE CASO A TU DOCTOR!!!!!
TE QUEREMOS BIEN CURADITA YA!!
Cuidados y consejos Prácticos
El calor excesivo, el ejercicio vigoroso y las infecciones en el brazo incrementan la producción de líquido intesticial, por lo que el riesgo de linfedema aumenta. Por otro lado, la ropa apretada y la propia infección pueden favorecer la obstrucción linfática.
A continuación, te ofrecemos algunos consejos y cuidados que te ayudarán a prevenir el linfedema.
Vestimenta
No cargues peso con el brazo afecto. No te coloques el bolso en el hombro de ese lado.
Evita llevar reloj, anillos o pulseras que puedan presionarte el antebrazo y/o muñeca del brazo afecto.
Evita utilizar ropa interior que te apriete a nivel del pecho, hombros o brazo.
El sujetador debe ser apropiado, con tirantes anchos y acolchados para evitar comprimir la zona del hombro.
Aseo
Extrema el cuidado de la piel. Cuando te laves, emplea jabones neutros y hazlo con suavidad. Es importante secar minuciosamente la piel, sin olvidar los pliegues y la zona entre los dedos.
Utiliza crema corporal para mantener la zona bien hidratada y nutrida.
Ten cuidado al cortarte las uñas.
¡OJO! con la manicura. Intenta evitar pequeñas heridas.
Córtate las uñas con cortaúñas. Evita el uso de las tijeras.
No cortes las cutículas, empújalas.
No te muerdas las uñas, ni te arranques los padrastros.
Cuidado cuando te depiles la axila. Es preferible utilizar una máquina eléctrica en vez de cuchillas o ceras calientes.
Evita productos cosméticos irritantes o que te produzcan reacciones alérgicas. Si desconoces si te irritan, prueba primero en el brazo no afecto.
Evita la sauna, los baños calientes, los baños de sol. En la piscina o en la playa ponte debajo de una sombrilla. Si paseas por la orilla, evita las horas de máximo sol y ponte una camisa ligera que te cubra el pecho y brazo. No tomes el sol sin la protección adecuada del brazo.
Cuidado con los masajes en los brazos. Deben aplicarlos fisioterapeutas conocedores del Drenaje Linfático Manual.
Alimentación
Evita el sobrepeso. Realiza una dieta equilibrada rica en frutas, verduras y legumbres. Limita la sal en las comidas. Si padeces obesidad, acude a tu médico endocrino.
Evita el tabaco y el alcohol.
Por las noches intenta mantener el brazo ligeramente elevado, por ejemplo, apoyado sobre una almohada. Si no puedes, al menos no duermas sobre ese lado.
Si llevas manguito de contención, sigue estrictamente la pauta establecida por tu fisioterapeuta.
Trabajo y tareas de la casa
Evita llevar pesos excesivos. No cargues peso con el brazo afecto. Utiliza un carro con ruedas que puedas empujar.
Evita los golpes, el sobreesfuerzo y las temperaturas excesivas, tanto frío como calor.
No laves ni friegues con agua muy caliente.
Ten mucho cuidado cuando trabajes con objetos punzantes o cortantes (cuchillos, agujas, tijeras etc.) tanto en la cocina como si practicas la jardinería. Si te haces alguna herida desinfecta bien la zona y obsérvala.
Evita permanecer mucho tiempo con los brazos levantados (limpiar ventanas, azulejos, tender, etc.). Fracciona las tareas
Extrema las preocupaciones con la plancha, al manipular estufas o el horno, ya que las quemaduras en el brazo afecto se infectan con facilidad.
En los trabajos caseros utiliza guantes de goma. No emplees sustancias tóxicas (lejía, amoniaco) sin llevar guantes en esa mano.
Utiliza siempre dedal para coser.
Evita introducir el brazo afecto en el horno, emplea el otro brazo.
Actividad física, ocio y animales domésticos
El ejercicio es importante (para más información pincha aquí), pero debes evitar sobreesfuerzos y aquellos deportes que utilizan excesivamente los brazos (tenis, esquí, etc.). La natación puede ser un buen ejercicio. Tu fisioterapeuta te indicará cómo debes practicarlo y si debes hacerlo con un manguito de contención.
Procura evitar heridas en el jardín o en el campo. Cualquier herida es peligrosa, pero más si hay riesgo de infección. Desinféctala y obsérvala.
Procura evitar las mordeduras, los arañazos de animales y las picaduras de insectos en el brazo afecto. Si ocurre, desinfecta la herida y obsérvala.
Normas médicas
Evita que te tomen la tensión arterial en el brazo afecto. Que lo hagan en el otro.
Intenta evitar la punción en ese brazo: inyecciones, extracción de sangre, agujas de acupuntura, vacunas, etc.
En caso de tener diabetes, no te hagas las determinaciones de glucemia capilar mediante el pinchazo del pulpejo de los dedos de la mano afecta.
Ante cualquier herida en la piel del brazo u hombro, es importante lavarla con agua y jabón y emplear un antiséptico.
¡CUIDADO!
Si se te hincha el brazo y/o aumenta la temperatura, acude inmediatamente al médico o al fisioterapeuta especialista.
El tratamiento físico debe efectuarlo un fisioterapeuta especialista.
No se trata de un problema estético sino de salud. Desconfía de los intrusos y de masajes enérgicos.
¡Exige un profesional cualificado!
¿Cómo hacerle frente?
Afrontar el cáncer de mama no es fácil. El impacto del diagnóstico, el largo camino de los tratamientos, las revisiones periódicas,...
En esta sección queremos ayudarte para que conozcas cómo puedes hacer frente a tu enfermedad y para que no tengas que enfrentarte al cáncer sola.
Información ¿para qué?
Estar informada es lo primero que puedes hacer para empezar a afrontar la enfermedad.
Debes aprender a seleccionar las fuentes de las que recibes la información y a dosificarla al ritmo que tú necesites. No todas las fuentes de información son válidas.
Te sugerimos también que aprendas a manejar la información, a obtener la que tú necesitas y a interpretarla.
Sin información estarás perdida, aunque también debes saber que demasiada información puede desorientarte. Así que antes de nada, tómate tu tiempo para pensar qué tipo de información es la que necesitas y en qué grado de detalle.
No olvides consultar siempre con tu médico, que es quien mejor puede conocer tu historial. Aunque buscar otras fuentes para completar o contrastar la información puede ser útil para muchas pacientes, no debes dejar que la información te desborde. Para evitarlo, puedes aprender a seleccionarla, evitando aquellas fuentes que proporcionen una información más confusa o menos rigurosa.
Y una vez que te hayan informado, recuerda que a veces es necesario un tiempo para asimilar la información.
Apoyo psicológico
Si te han diagnosticado cáncer de mama, es probable que vayas pasando por diferentes etapas, y que tu estado de ánimo vaya cambiando a lo largo de las mismas.
Probablemente no estarás igual al principio, cuando la noticia del diagnóstico está más reciente y las emociones están más a flor de piel, que más adelante cuando ya haya transcurrido un tiempo y estés informada. Tras el diagnóstico será necesario un tiempo de adaptación, y posteriormente tendrás que hacer frente a las consecuencias de la hospitalización y los tratamientos, que también pueden causar un cierto impacto a nivel psicológico.
Te será útil irte preparando para ir afrontando en cada momento la situación que estás viviendo y sus consecuencias. Aunque cada persona es diferente, muchas mujeres pueden experimentar reacciones similares, que entran dentro de la normalidad. Te ayudará conocer las reacciones más habituales, y conocer recursos que te ayuden a ir haciéndoles frente.
Y recuerda que siempre puedes pedir ayuda a un psicólogo especializado en cáncer.
Fase de la enfermedad: diagnóstico, tratamientos ...
La enfermedad es un proceso, y a lo largo del recorrido atravesarás diferentes etapas. En cada una de ellas es probable que vayas experimentando diferentes reacciones emocionales. En esta sección te informamos de algunas de las dificultades que puedes ir encontrando en esta “carrera de obstáculos”, para que puedas estar preparada y vayas sabiendo cómo afrontarlas sin que te pillen desprevenida.
Al shock inicial tras el diagnóstico suele suceder una etapa de adaptación que coincide con los tratamientos. No obstante, a lo largo de esta etapa deberás tomar algunas decisiones y necesitarás hacer frente a los posibles efectos secundarios.
Retomar tu vida una vez finalizados los tratamientos supondrá un nuevo reto que requerirá nuevas energías y recursos. Una vez que vuelvas a tu cotidianeidad, las revisiones médicas pueden ser un recordatorio de la enfermedad. Este recordatorio puede desencadenar de nuevo reacciones de estrés y preocupación que tendrás que aprender a manejar.
Cómo puedo prepararme para el tratamiento
Cada persona reacciona de distinta forma a los tratamientos. No todo el mundo presenta los mismos efectos secundarios.
Es normal que estés preocupada. Pero debes saber que la mayoría de molestias que ahora vas a experimentar son efectos secundarios del tratamiento. No significan que la enfermedad haya empeorado.
Piensa que los tratamientos, por largos que parezcan, acabarán. Ten presente que mientras dure el proceso, tendrás días mejores y días peores. Si te sientes muy mal, piensa que esto pasará y dirige tus esfuerzos a metas cortas. Vive el día a día.
No olvides que la mayoría de los efectos secundarios son temporales. Poco a poco te irás recuperando.
Los cambios de humor, los problemas de concentración y memoria pueden aparecer por efecto de alguna medicación u originados por la situación de tensión que estás viviendo. Irán mejorando cuando acabe el tratamiento. Mientras tanto, evita aquellas actividades que requieran mucha atención o aquellas para las que no te sientas preparada.
Pide ayuda y no pretendas seguir ocupándote de todo lo que hacías antes. Si fuerzas demasiado tu organismo, te acabará pasando factura. No puedes exigirte igual que antes.
Recuerda que tienes derecho a pensar en ti y a cuidarte. Date permiso para hacerlo.
Será importante para ti y te ayudará cuidar tu imagen. Haz lo posible por verte mejor. Puedes maquillarte, utilizar ropa que te favorezca, prótesis y pelucas, pañuelos o gorros que te hagan sentir más cómoda. Cuanto mejor te veas y más te guste tu aspecto, más fuerza y ánimo tendrás para seguir adelante.
Algunas mujeres pueden estar excesivamente pendientes de los síntomas. Esto puede hacer que la vida gire alrededor de éstos, de las medicinas y del hospital. Tienes que saber que estar muy pendientes de nuestro cuerpo nos hace estar más sensibles a cualquier cambio corporal y esto produce mucha angustia. Recuerda que está bien vigilar nuestro cuerpo, pero no con una preocupación excesiva.
Si temes al dolor y al sufrimiento, puedes sentirte muy angustiada ante la perspectiva de tener que someterte a una operación o pasar alguna prueba médica. Es normal. Tener miedo al sufrimiento es humano. Comenta tus temores con los profesionales sanitarios que te rodean para valorar la mejor forma de controlarlo si aparece. Recuerda que existen muchos tratamientos médicos y psicológicos eficaces para controlar el dolor.
Dedica tiempo a realizar actividades agradables para ti.
Probablemente sientas miedo a volver a vivir todo lo que ha supuesto la enfermedad. Es completamente comprensible sentirse así.
Cuando te diagnostican un cáncer, existe un riesgo de tener una recaída (también llamada “recidiva”) que es la reaparición del tumor maligno tras un periodo más o menos largo de ausencia de la enfermedad. Sin embargo, debes saber que el conocimiento cada vez más exacto de la evolución del cáncer junto con las revisiones periódicas facilita el diagnóstico precoz de la recaída y su más rápido y eficaz tratamiento.
El miedo, la tristeza, la impotencia… serán emociones que aflorarán en este difícil momento. Pero tú puedes hacer mucho para manejar estas emociones y sentimientos que inevitablemente van a surgir. Una recaída supone una nueva complicación en el proceso de enfermedad y tratamiento, pero por difícil que te parezca puedes seguir teniendo las riendas de tu propia vida y de la enfermedad.
La información sobre la recaída, los tratamientos que recibirás y pautas sobre la mejor forma de afrontar este momento serán tus mejores aliados.
Pautas para afrontar este momento
Confía en tu médico y en el resto del equipo que te va a tratar. No te dejes llevar por la pasividad y colabora con ellos en el tratamiento.
Tu médico y el resto de profesionales que te tratan pueden proporcionarte información sobre aquellos aspectos que tú necesites.
Es absolutamente prioritario que trates de cuidarte más que nunca (descansa, aliméntate de una forma sana y equilibrada, pasea…).
Confía en ti misma y en tus propios recursos para superar este momento. Trata de pensar de forma positiva y convertir este momento en un nuevo reto que tratarás de superar con éxito.
Cuenta a los demás como te sientes. Es una forma de conocerte mejor, de sacar fuera todas tus emociones negativas y facilita que los demás puedan acercarse a ti y ayudarte.
Ofrece a los demás la oportunidad de acompañarte.
Vive el día a día, tratando de disfrutar de cada momento y de tu familia, de los ratos con los amigos, de actividades de ocio como la lectura, el cine…
Solicita apoyo psicológico si te sientes incapaz de superar este momento por ti misma.
Miedos, ansiedad, depresión...
¿Es normal tener miedo, sentirse ansiosa o deprimida?
Sí, es absolutamente normal.
El diagnóstico y los tratamientos suponen una interrupción en tu vida y una gran incertidumbre con respecto al futuro. De repente, te puedes ver obligada a abandonar tus responsabilidades familiares y laborales, puedes dejar de sentirte útil e incluso llegar a sentirte dependiente. Los tratamientos pueden ser duros. Aunque existen diferentes alternativas para paliar sus efectos secundarios, pueden ser una importante fuente de malestar. Además, la hospitalización, la cirugía, las secuelas de ésta y los posibles cambios en la imagen corporal serán circunstancias difíciles. Todos estos acontecimientos pueden implicar un enorme caudal de eventos estresantes difíciles de asimilar.
Por eso, estas reacciones son normales. Los sentimientos tristeza, decaimiento, inutilidad, suelen estar relacionados no sólo con la vivencia de la enfermedad sino también con la pérdida de gratificaciones, con el abandono de la actividad habitual y de roles sociales que suelen coincidir con el diagnóstico.
Las sensaciones de tensión, ansiedad, angustia, inquietud y las dificultades para dormir suelen relacionarse con la percepción de amenaza y la incertidumbre. La dificultad de adaptación a estas circunstancias lleva a que una de cada tres mujeres con cáncer de mama presente síntomas de ansiedad o depresión. Para superarlos puede ser útil solicitar ayuda profesional.
¿Cuáles son los miedos y preocupaciones más frecuentes?
Es normal tener miedo después de un diagnóstico de cáncer.
Muchas mujeres comienzan preocupándose por su familia y su trabajo. También es habitual preocuparse por el estado físico, y hacerse preguntas como “¿sufriré?”, “¿tendré dolor?”, “¿se me caerá el pelo?”, “¿podré volver a trabajar?”.
Dada la asociación del cáncer con la muerte (sobre todo debida a que antes de que existieran los tratamientos actuales mucha gente moría de cáncer, y a que todos conocemos casos de gente que ha muerto de cáncer), es normal que puedas sentir miedo y puedas plantearte en algún momento “¿me voy a morir?” .
Muchas pacientes con hijos en edades tempranas se preguntan “¿podré verlos crecer?”. Todas estas preocupaciones están relacionadas con las circunstancias del cáncer, y son reacciones humanas y normales.
¿De qué otra forma puede afectar el diagnóstico de cáncer de mama a nivel psicológico?
Tener un tumor en la mama supone tener que pasar por una cirugía que a veces puede implicar cambios sustanciales en nuestra imagen. Si la cirugía es conservadora y no implica extirpación de la mama (tumorectomía), el impacto será menor. Si la cirugía es radical y se extirpa toda la mama (mastectomía), la repercusión a nivel psicológico será mayor.
El cáncer de mama, al afectar a una parte importante de la anatomía femenina como es el pecho y la mama, tiene connotaciones específicas que lo hacen diferente de otros diagnósticos de cáncer.
La mama es un órgano clave en el canon de belleza actual y forma parte de la definición de lo femenino. Por eso, es normal que tras ser operada de cáncer de mama (especialmente si te han hecho una mastectomía) puedas sentirte menos femenina, menos atractiva, o mal contigo misma. Para muchas mujeres, es difícil mirarse en el espejo, mirar o tocar la cicatriz, ser vistas desnudas o acariciadas por su pareja. Mirarse en el espejo cada día puede ser un recordatorio de la enfermedad y de todo lo vivido.
Desgana, apatía, depresión
En ocasiones puedes sentirte desbordada por la situación de enfermedad y experimentar sentimientos de apatía y depresión. Puedes perder el interés por todo, las ganas de relacionarte y de continuar con tus actividades cotidianas. Cualquier pequeño esfuerzo puede suponer una gran dificultad.
Algunas personas en situaciones similares pueden llegar a tener dificultad incluso para levantarse de la cama por la mañana o para mantener relaciones sociales. El malestar físico o psicológico pueden llevar a que lo que antes exigía sólo un pequeño esfuerzo ahora suponga una gran dificultad. Ante esta situación, es recomendable retomar poco a poco la actividad y no dejarse vencer por la desgana. Mantener una mínima actividad puede ser otra forma de hacer frente a la enfermedad.
Haz clic aquí si quieres conocer nuestras sugerencias para afrontar la enfermedad.
¿Qué puedo hacer? Pautas de ayuda
Las enfermedades y el sufrimiento forman parte de la vida. Siempre han existido, pero afortunadamente hoy disponemos de tratamientos avanzados accesibles a toda la población. El cáncer de mama es uno de los tipos cáncer que mejor pronóstico muestran en la actualidad, y en torno al 80% de afectadas logra hoy día superar la enfermedad en España.
Tenemos motivos para la esperanza. Dramatizar en exceso puede ser contraproducente.
Tu papel es importante para superar con éxito la enfermedad. Puedes poner en práctica tus propios recursos y estrategias para manejar las dificultades y las emociones que se vayan presentando. No hay dos mujeres iguales, con lo que cada afectada afrontará la enfermedad a su manera.
Todo esto no significa que te comportes como una “superwoman”. Aunque siempre es deseable una actitud positiva, esto no significa que no puedas pasar por momentos de desánimo o malestar. Es más, el hecho de no mantener todo el tiempo una actitud positiva, no va a afectar a la posible evolución de tu enfermedad. Así que no te sientas culpable si a veces te sientes triste o desanimada.
En tu proceso de adaptación y aceptación de la enfermedad te será útil ir afrontando cada situación paso a paso, apoyándote en los recursos de que dispongas y en las personas de tu entorno. Procura afrontarla ACTIVAMENTE. Para ello, te sugerimos algunas estrategias que pueden resultarte útiles :
Date permiso para sentirte triste, irritada, preocupada o tensa. Estos sentimientos son tan normales como los de felicidad o sosiego. Sentirlos no significa que seas débil.
Trata de expresar tus sentimientos. Puedes compartirlos con personas de confianza, con un profesional o en un grupo de apoyo. “Ventilar” las emociones puede ser muy terapéutico, nos ayuda a desahogarnos, a conocernos, a tomar distancia, a tener más serenidad, y a elaborar lo que nos pasa. Eso no significa que tengamos que estar contando lo que nos ocurre a todos los que nos rodean.
No esperes a estallar, expresa tu malestar, rabia, tristeza… cuando todavía no sea muy intenso. Demasiado autocontrol puede ser inútil y contraproducente, porque al final puedes acabar explotando de forma descontrolada.
Tómate tu tiempo para pensar en lo que te está pasando. A veces, cuando estamos sometidos a emociones intensas, no vemos con claridad y objetividad la situación. Puede ser útil que te preguntes qué es lo que te produce malestar, lo que te ayuda, lo que te asusta…
Aprende a diferenciar entre lo que no puede ser cambiado y lo que sí. Lo que no tiene solución no es un problema, simplemente es así.
Procura continuar con aquellas actividades que hacías antes y que observes que te benefician, pero sin exigirte demasiado. Algunas pacientes continúan trabajando mientras reciben la quimioterapia, ralentizando el ritmo, mientras que otras se adaptan mejor interrumpiendo temporalmente su actividad laboral.
Mantente activa. Intenta centrarte en lo que se puede cambiar. Pequeños cambios en tu entorno pueden facilitarte mucho la vida. Te ayudará buscar soluciones y ponerlas en práctica en lugar de perder tiempo lamentándote y recreándote en los problemas.
Practica actividades de ocio que te agraden. Puedes hacer las que te gustan de siempre o encontrar otras nuevas: en casa o al aire libre, sola o acompañada, actividades manuales o a través de Internet…
Participa en las decisiones sobre los tratamientos e infórmatehasta donde tú necesites.
Confía en tus médicos. Ellos conocen tu historia y si has decidido ponerte en sus manos, necesitan tu confianza.
No te aísles. A lo mejor prefieres no compartir lo que te pasa y que nadie te vea sintiéndote mal, pero esto puede hacer la experiencia aún más difícil y además los otros tienen derecho a ayudarte y acompañarte si así lo desean.
Rodéate de las personas que te importan, sin sentirte obligada a quedar bien con todo el mundo. Algunas pacientes se sienten fatigadas o tensas por tener que dedicar mucho tiempo a atender llamadas o visitas de personas con las que no se sienten del todo cómodas. Recuerda que no estás obligada a hacerlo.
Busca apoyo en otras mujeres que hayan pasado por lo mismo. Su experiencia puede serte muy útil y es probable que te sientas comprendida .
Disfruta de lo positivo que pueda haber en cada momento. Vive el aquí y el ahora, no te lo pierdas por estar todo el rato pendiente del futuro. Eso no significa que tengas que olvidarte de la enfermedad. Aprende a convivir con ella y a la vez vive el presente.
Elige ser optimista. No puedes elegir tus circunstancias, pero sí cómo vivirlas.
Cuídate. Tu salud ahora es más importante que nunca. Realiza ejercicio físico moderado siempre que el médico lo considere adecuado, descansa lo necesario y aliméntate correctamente.
Intenta encontrarle un sentido a lo que te está pasando. Muchas personas salen de la experiencia del cáncer con mayor madurez, fortaleza y serenidad.
Técnicas de relajación
Las técnicas de relajación son un recurso ampliamente utilizado para afrontar el estrés y para prepararse ante las intervenciones quirúrgicas. Son relativamente fáciles, y no tienen contraindicaciones. Si consigues practicarlas con asiduidad, pronto empezarás a notar sus beneficios.
Si no consigues los efectos deseados, siempre puedes consultar a un psicólogo especializado en cáncer, que te enseñará de forma personalizada cómo practicar la relajación.
Viviendo con cáncer de mama. Cuidarte es importante...
Viviendo día a día
Tienes mucho por vivir. Hacer frente al cáncer de mama no es sólo recibir unos tratamientos. Cada día pueden surgir nuevos retos y situaciones. Desde esta sección queremos ayudarte a que afrontes tu enfermedad de una forma más saludable. En tu día a día, todos los que te rodean, tu pareja, familia, amigos,... serán un apoyo importante. Déjate querer y déjate ayudar.
Te ayudamos a seguir cuidando tu salud, a mejorar tu imagen, a intentar que tu relación de pareja y tu sexualidad se resientan lo menos posible. Te damos claves para que puedas hablar del tema con tu familia y amigos, y para encontrar nuevas ocupaciones en tu tiempo de ocio.
Si deseas contactar con grupos de apoyo te informamos de las opciones existentes en nuestro país. Y si tienes dudas acerca de continuar con tu trabajo o deseas volver a incorporarte una vez finalizados los tratamientos, respondemos tus preguntas y te informamos de los recursos existentes.