El Mar perdido, documental de Isabel Coixet sobre el Mar de Aral.
Hasta principios de los años 60 el mar de Aral era el cuarto lago más grande del mundo, abarcaba una superficie de 66.000 kilómetros cuadrados y almacenaba mil kilómetros cúbicos de agua. En ellas se capturaban al año 40.000 toneladas de peces y sus deltas tributarios alojaban docenas de lagos menores, pantanos y una superficie de 550.000 hectáreas de tierras húmedas.
Hoy es uno de los mayores desastres ecológicos de los últimos tiempos y un claro, por dramático, ejemplo de dónde puede llevar el desarrollo si se ignora por completo el medio ambiente donde se produce.
La historia
Entre 1954 y 1960 el gobierno de Moscú ordenó la construcción de un canal de 500 kms. que tomaría un tercio del agua del río Amu Daria y la distribuiría en una gran cuenca para regar los inmensos campos de algodón con que se pretendía que la Unión Soviética fuera autosuficiente en esta producción.
Los resultados fueron satisfactorios, ya que se pasó de cultivar una superficie en torno a los cuatro millones de hectáreas en 1960 a siete millones veinte años después, mientras que la población de la zona pasaba de 14 a cerca de 25 millones de habitantes .
Para que esto pasara no fue suficiente, por supuesto el caudal inicial, sino que fue aumentando el caudal destinado a la irrigación, tomado éste de los ríos afluentes del Amu Darya y el Syr Darya, hasta que, en los años ochenta, la aportación de estos en el mar de Aral era de tan sólo el 10% que en 1960.
Paralelo a este desmesurado consumo de agua en región tan seca estuvo la poca eficiencia del riego-canales no recubiertos y malos sistemas de drenaje y la utilización de fertilizantes y pesticidas.
Los resultados
El mar de Aral ocupa hoy la mitad de su tamaño original y su volumen representa una cuarta parte, el 95% de los pantanos y tierras húmedas cercanas se han convertido en desiertos y más de cincuenta lagos de los deltas se han secado, con una superficie de 60.000 hectáreas.
Este gran lago servía como amortiguador del clima extremo de la zona, por lo que su enorme disminución ha hecho más duro los inviernos y los veranos. Tampoco hay que olvidar la tremenda sequía que asola desde hace unos años los países de la región.
Su desecación ha dejado al descubierto más de 30.000 km.quadrats de arenas salinizadas que el viento lleva en millones de toneladas hasta distancias superiores a los 200 km.
Esta también produjo una bajada del nivel freático que descendió de 53 a 36 metros. La pesca comercial, tras desaparecer 28 de las treinta especies de peces que habitaban aquellas aguas y quedar muchos pueblos pesqueros a 60 kms. del borde del lago, desapareció.
Los resultados sobre la salud
No menos pavoroso es hablar de los resultados de esta catástrofe sobre la salud de los habitantes de la región, afectada ésta por el uso de plaguicidas y fertilizantes que el cultivo del algodón requiere y la salinidad del agua potable, cuatro veces superior -40 gramos por litro-al límite establecido por la OMS.
Así los casos de hepatitis, cáncer de garganta, enfermedades respiratorias, los ojos e infecciones intestinales se han multiplicado por siete el número existente en 1960. La región registra la mortalidad infantil de toda la antigua URSS.
La bronquitis crónica ha aumentado un 3.000% y la artritis un 6.000. En la región uzbeka de Karakalpakstán, las mujeres sufren una pandemia de anemia y el 97% de ellas tiene unos niveles de hemoglobina muy inferiores a los 110 gramos por litro de sangre que fija la OMS.
La causa de esto último debería el agua, saturada de estroncio, zinc y manganeso. En esta misma zona de Uzbekistán el cáncer de hígado creció de 1981 a 1987 un 200%, el de cuello un 25% y la mortalidad infantil se elevó un 20%.