Nada más cierto que ese dicho de "La experiencia es un grado". Algo bueno tienen que tener los años. Cuando vemos alguna persona cercana que sufre desengaños de amor, bien sea algún hijo, amigo, o conocido, no podemos evitar retroceder al pasado y recordar lo sufrido en nuestras propias carnes, porque creo que todos hemos pasado por esa experiencia. Al menos cuando ya se han cumplido los 53 como es mi caso. Por supuesto que yo no fuí la expcepción, pero a estas alturas, para mí, es un recuerdo distraído, un amor borrado, una memoria manchada que nada me emociona. Y me entristece mi frialdad.
Luego de algunos desengaños pasan los años y te das cuenta de que las malas noticias jamás te las dará una mujer, ni un gerente de empresa, sino un médico.
Pero estas cosas no se pueden hacer entender a una persona que le falte la madurez de la experiencia. Debe de sufrirlas en primera persona y endurecerse. Es ley de vida.