Llevo dos días que no encuentro la llave del coche. He regresado por todos los pubs que anduve la noche anterior y no ha habido forma. En uno de ellos me han dicho que es probable que se me cayeran cuando me subí al mostrador a bailar y en un momento dado me bajé los pantalones. Lo cierto es que no recuerdo eso, para mí que exageran. Barajo la posibilidad que alguno de mis amigos la recogiera, pero no he podido contactar con ellos porque uno está todavía durmiendo y el otro está regresando de viaje porque cuando estaba animadísimo por la ingesta de wodka, por gastarle una broma lo subimos al ave con dirección a Sevilla y ahora no me habla. Y eso que nos reímos mucho cuando le hicimos llamar al teléfono 932 256xxx y que preguntara por el señor León. Le respondieron que no estaba pero que si quería le pasaban con la señora jirafa. Era el teléfono del zoo de Barcelona.
Creo que no es un delito mayor no acordarse del paradero de las llaves. Después de todo, tampoco el exdirector de Caixa Galicia recuerda de dónde salieron los 16 millones y pico de euros con los que se prejubiló.
En fin, mañana lunes y al trabajo con el coche de la empresa.
La culpa la tiene Franciso; pues todo se inició con motivo de su cumpleaños empezamos a animarnos en la distancia. En cualquier caso, no me arrepiento, en cuanto aparezcan las llaves me pondré a buscar el coche, que al fin y al cabo Zaragoza no es tan grande y la zona por donde estuvimos sí la recuerdo.