No tengo suerte últimamente con los casting. Recientemente probé para ir a Eurovisión, y parece que no soy lo que buscaban. No se han molestado ni en contestar mi escrito en el que les cursé una enérgica protesta. No hay derecho. Todo el año ejercitando mi voz y preparando el evento, y cuando menos me lo espero me dan con la puerta en las narices.
No es eso lo peor. Lo malo es que se sopesaba la posibilidad según anunciaron en varios medios de comunicación, que a causa de la crisis se podría suspender la presentación de España en el evento. Mi desconsuelo era total. Mi vida carecía de sentido. Qué será de nosotros sin el festival? Un país que carezca de representación en dicho certamen, está abocado al fracaso.
Al fin acabo de leer hace unos minutos en un periódico serio que España tendrá representación en el euro-festival. Ya respiro. Mi sosiego ha alcanzado las cotas de estabilidad habitual y mi carácter se ha dulcificado. Pues tengo 53 tacos y a esta edad se está en factor de riesgo de infarto y no hay que jugar con según qué cosas.
Si es necesario que recorten de los alimentos que llevan a los más necesitados en África, pero un festival al que suelen acudir a cantar unos gamberros, y donde abunda el trejemaneje de unos cuantos para su propio enriquecimiento, de eso ni hablar. Todo sea por la canción española y sus representantes. ¿Quién dijo crisis?. Si ya lo decían Zapatero y la Chacón. “ Lo de la crisis es mentira”.
Conste que no desespero. Pienso presentarme al próximo evento. Estoy ensayando la de “Caballo prieto azabache”, que es una de las que más me gusta. Tengo el traje y el sombrero charro. El sombrero de fieltro negro, decorado con chapetas en oro y plata que aunque sea típico de México tiene mucha influencia española. En esta foto salgo con otro sombrero blanco que no es el que me refiero. Otro día ya os pondré la foto con el sombrero negro que me favorece más.