La generosidad nutre nuestras vidas del mismo modo como la calidez del sol nutre los tiernos retoños para que florezcan. Bendecidos por la luz del sol, logran su potencial y esparcen su belleza.
Siento gratitud por los actos de generosidad que me han apoyado en momentos de necesidad. He sido bendecido con una palabra de apoyo y con una oportunidad inesperada, así que yo también las ofrezco a los demás. Mientras más libremente doy a la vida, más libremente la vida me da a mí.
Retribuyo la bondad que he recibido siendo afable con los demás. Así como una flor de brillantes colores evoca una sonrisa, un acto de bondad suscita aprecio. El ciclo continúa, y todos somos bendecidos.
Así tendrán ustedes toda clase de riquezas y podrán dar generosamente.—2 Corintios 9:11