Ahora que es época de vacaciones, todos los delincuentes se aprestan a hacer su 'agosto'. Y lo hacen sin miedo a que les apresen, pues saben que están protegidos por la blandura de las leyes españolas, ya que, incluso aunque hubieran sido detenidos treinta o cuarenta veces, saben que a las pocas horas ya estarán de nuevo libres en la calle. Soy amigo del dueño de una empresa que me muestra su preocupación porque desde hace varios días hay tres rumanos merodeando por su fabrica, parándose en la puerta y mirando hacia adentro, y que incluso tuvieron el atrevimiento de entrar en ella, siendo sorprendidos dentro 'investigando' dónde estaban las cosas de mayor o menor valor. En los días en que estuvieron merodeando por la empresa, tales individuos usaron tres furgonetas con diferentes matriculas; furgonetas que, una vez investigadas sus matriculas, se comprobó que ya habían sido utilizadas anteriormente para cometer diversos delitos.
La empresa de este amigo cierra por vacaciones este mes y me dice sentirse indefenso ante los destrozos que estos individuos pueden ocasionar a su empresa, al tiempo que tiene la certeza de que, si roban, no podrá recuperar nada, y de que, si detienen a los 'presuntos', estarán libres a las pocas horas.
Un ejemplo de la blandura de nuestras leyes: hace unos días vimos el caso de un individuo al que le habían retirado el carnet y no podría conducir hasta el año 2017, pero seguía conduciendo hasta que, borracho, atropelló y mató a un ciclista y se dio a la fuga. Y a pesar de eso. ¡ Lo han dejado en libertad !
Y así nos va.