A medida que se acerca la Navidad, el gozo de la temporada me inspira. Aun en los días más fríos, la calidez del amor de Dios está presente, expresándose por medio de mí y de otros como bondad, consideración y comprensión. Siento gratitud por el amor que une a las personas, supera los obstáculos y sana las heridas.
Gracias al poder del amor, las puertas se abren, las amistades se amplían y los vínculos familiares se profundizan. Al permitir que el amor de Dios fluya en mí y por medio de mí, mi conciencia crística aumenta. Mi amor se expande, y expreso mis sentimientos más abiertamente. La Presencia del amor mora en mí, y siento gratitud.
Así como el Padre me ha amado, así también yo los he amado a ustedes; permanezcan en mi amor. —Juan 15:9