Ha pasado casi un año del accidente ferroviario más grave de la historia reciente de España y las víctimas aún siguen luchando. Su principal batalla está centrada en saber el porqué de lo ocurrido el 24 de julio de 2013 en Santiago de Compostela, en "saber la verdad", pero tienen otros frentes abiertos. Las demandas podrían ser tantas como heridos y fallecidos resultaron del descarrilamiento y todas ellas pasan por pedir que se depuren responsabilidades judiciales y/o políticas y por recuperar, en la medida de lo posible, la normalidad que les arrebató el siniestro de Angrois.
Recuperar esta normalidad en sus vidas no está siendo fácil porque algunos todavía necesitan recibir rehabilitación, otros tienen pendientes nuevas intervenciones quirúrgicas y muchos siguen con tratamiento psicológico o psiquiátrico, tanto quienes viajaban en el tren Alvia siniestrado como sus familiares y allegados.
Las cifras de cuántos se encuentran en cada una de estas situaciones no las concretan ninguna de las fuentes consultadas, pero sí hay datos que permiten hacer un balance de situación aproximado. Allianz Seguros, que tiene suscrito el Seguro Obligatorio de Accidentes de Viajeros (SOVI) de Renfe, señala que después del accidente ha realizado 1.067 servicios de asistencia sanitaria, entre los que se incluye desde ayuda domiciliaria a intervenciones quirúrgicas, materiales de ortopedia, TAC, sesiones de rehabilitación, visitas a especialistas y "un largo etcétera".
Renfe, por su parte, indica que la Oficina de Atención a las Víctimas abierta tras el accidente ha contactado durante los últimos dos meses con 212 personas, de las que 81 son familiares de los fallecidos y el resto, afectados en el accidente. A día de hoy, todavía mantiene un servicio de atención psicológica para los perjudicados, pero no se han facilitado cifras de cuántas personas lo utilizan. Al respecto, las dos asociaciones de afectados constituidas tras el siniestro aseguran que la mayoría de sus asociados siguen necesitando tratamiento, si bien algunos han optado por recibir atención de psicólogos y psiquiátricos ajenos a los facilitados institucionalmente.
Los dos colectivos discrepan a la hora de valorar la atención recibida hasta el momento. Mientras que el presidente de la Asociación de Perjudicados por el Accidente del Alvia Santiago (Apafas), Cristóbal González, la valora positivamente, su homólogo en la Plataforma Víctimas Alvia 04155, Jesús Domínguez, cuestiona que no todo ha sido ayuda, sino que "nos hemos tenido que pelear" para conseguir servicios como unas muletas, el pago de un taxi para acudir a rehabilitación o el abono de los gastos de los familiares al desplazarse a Santiago. "Nos han atendido, pero las víctimas nos hemos tenido que estar peleando", critica.
Un año después de que el tren descarrilase tras la curva de A Grandeira, desde Apafas señalan que a nivel personal "lo que quiere cada uno es conseguir la felicidad", pero, a nivel colectivo, su demanda es que "queremos saber la verdad, por qué ocurrió". "¿Lo que se tenía que haber hecho por qué no se hizo? y ¿lo que se hizo por qué se hizo mal?", se pregunta Cristóbal González y reclama que "se depuren responsabilidades judiciales, penales".