URBANO LUGRÍS: UN SURREALISTA GALLEGO
Este surrealista gallego (que no gallego surrealista) nació en A Coruña (ciudad a la que él llamaba Percalinópolis) en 1908. Era hijo de Manuel Lugrís, uno de los fundadores de la Real Academia Galega y futuro presidente de la misma; y de Purificación González, pianista. Así Urbano Lugrís vivió en un ambiente cultural importante en la Galicia de comienzos del S. XX.
Comenzó a estudiar para ser perito mercantil, pero abandona los estudios para irse a Madrid en 1930, donde se empapa del ambiente vanguardista de la capital. Allí conoce a Rafael Dieste, Federico García Lorca y Rafael Alberti, entre otros. De esa época es su trabajo en el grupo teatral La Barraca, diseñando figurines y decorados.
Se casó con Paula Vadillo, con la que tuvo dos hijos Urbano (también pintor) y Paula (para que la saga perdurase).
Urbano Lugrís
En 1954 fundó la revista Atlántida con sus amigos Mariano Tudela y Jose Mª de Labra, donde escribía artículos, poesías y realizaba las ilustraciones y la portada. Simultáneamente desarrollaba su labor pictórica, basada fundamentalmente en cuadros y murales. Fue un pintor autodidacta, de predilección por los temas relacionados con el mar, como muestran los ejemplos que aquí pongo.
Onde iría? (1944)Fundación Caixa Galicia
Recordando mejores tiempos (1944) Fundación Caixa Galicia
Sus cuadros son de pequeño formato, siempre con la presencia del mar, entrecruzada con lo mítico y lo onírico. Es un pictor de un estilo inconfundible, con reminiscencias de los surrealistas, como Salvador Dalí y René Magritte. También se nota la influencia de los llamados metafísicos, como Giorgio de Chirico y Carlo Carrà.
Mar de los sargazos (1946) Fundación Caixa Galicia
Su obra está plagada de personajes tradicionales de los mitos y leyendas del mar, como en su Sirena alada (1946), pintada con los colores azulados y oscuros característicos del pintor. La figura está enmarcada en un ambiente de ruinas, como le gustaba al autor.
Sirena alada (1946) Fundación Caixa Galicia
En Templo Sumergido (1946), evoca lo mítico de las ciudades perdidas, sumergidas en las profundidades abisales, como la propia Atlántida (que también era el nombre de la revista que cofundó). Restos de un mundo pasado, naufragios incluídos, cohabitan con bancos de peces, medusas, erizos de mar y caracolas. El surrealismo de Lugrís es mucho más "amable" que el de los otros antes citados, más dueños de un mundo más loco y erótico que nuestro protagonista. Su mundo era mucho más naïf.
Templo sumergido (1946) Fundación Caixa Galicia
Este personaje era asiduo de bares y tabernas y regalaba cuadros a cambio de un vaso de vino o de una cunca de caldo. Así hoy quedan multitud de murales fruto de su paso por bares de Coruña y Vigo: el Caffé Vecchio, La Bottega, A Mundiña o el bar Nova Galicia de Santiago, todos ellos en Coruña. También los murales de la iglesia de Vilaboa (al lado de Coruña), son obra suya.
Dibujaba a todas horas. Se decía que un día un amigo suyo tardó en abrirle, y mientras esperaba en el portal, sacó un lápiz y empezó a dibujar en la pared. Algo así les ocurrió a dos cuadros que pintó en una pared de un piso de la calle San Andrés en Coruña, para decorar la tienda de alfombras de un amigo, y que fueron "rescatados" por un anticuario coruñés. El traspasar de las paredes de ladrillo y hormigón al lienzo fue un trabajo costoso, que se hizo pegando papel japonés a las paredes y luego transfiriéndolo al lienzo. Ahora están a la venta en el anticuario:
Cuadros de Lugrís "rescatados" de una pared y ahora a la venta
En 1961 murió su mujer y cuatro años más tarde se traslada a Vigo (Xouba City, como él decía), en medio de una gran depresión.
Murió en 1973 en Vigo, en la víspera de Nochebuena.
Lenda marina (1944) Fundación Caixa Galicia |