Los niños aprenden por repetición y práctica. A la larga, como si se hubiera encendido una luz, comprenden los conceptos que se les enseñan. Yo experimento este mismo proceso cuando me encuentro con nuevas ideas, incluyendo las leyes espirituales.
Al principio, mi mente capta un concepto espiritual. Sin embargo, no puedo conocer plenamente a Dios sólo con mi mente. Debo practicar el estar consciente espiritualmente mediante la oración y meditación. Llegará el momento en el que la comprensión encenderá mi conocimiento interno y la iluminación surgirá; las ideas espirituales fluirán.
Gracias a mi comprensión espiritual, veo más allá del mundo de las apariencias a la conciencia de Dios como la fuente de toda vida.
La Palabra… En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella.—Juan 1:9-10